viernes, 26 de septiembre de 2008

Bienvenidos a Bucarest

Muy entretenido todo por ahora, pese a ir contracorriente avanzamos. Estoy desarrollando una tendencia sadomasoquista que me hace disfrutar de la situación, supongo que será el instinto de supervivencia.

No hay tiempo para aburrirse. Un día un taxista te intenta estafar con el precio del taxi (obvio), otro ves que todas las asignaturas de tu acuerdo se han esfumado, otro que te timan con el precio de la habitación. Dios sabe qué pasará hoy.

Mi habitación, en las condiciones en las que se encontraba, podía servir como cuadra para un pequeño pony. Si tenemos en cuenta que ahí tiene que dormir, asearse, estudiar y en definitiva vivir una persona, pues se llega a la conclusión de que no sirve para un servidor.

Afortunadamete para la humanidad en general y para los Erasmus en particular, existen los productos de limpieza y el Ikea. Tras haber adecentado un poco el lugar y estar relativamente estabilizados, nos dicen que ahora el precio ha subido respecto a lo acordado. Antes de venir aquí nos ¿informaron? que el precio era de 120€, luego que era de 200€. Una vez que hemos hablado con la administradora de la residencia nos hemos llevado una sorpresita de bienvenida. Ahora el precio se ha multiplicado, 400€ al mes si vives solo o 200€ compartiendo cuadra.

Si pago 400€ al mes exijo que me cambien el bote de mostaza por uno de caviar iraní. Mi calefactor no puede estar sujeto con cualquier cosa.