jueves, 9 de julio de 2009

La pluma al estuche

Estos últimos días no he escrito nada. Viajes, examenes, despedidas y la falta de inspiración me lo impidieron. Dentro de unas horas estaré volando rumbo a mi hogar, tantos sentimientos contradictorios en mí me impiden hacer un balance preciso. Hay tanto que no escribí, tanto que se queda en el tintero... Muchas cosas las guardaré sólo para mí, otras por desgracia las olvidaré poco a poco con el paso de los años. Sea como fuere, lo hecho hecho está.

Adiós Rumanía, adiós.

lunes, 18 de mayo de 2009

Ritmos Roma


El manele, o la manea siendo rigurosos con la farragosa gramática rumana, es el género musical por excelencia de rastros y caravanas ambulantes. De procedencia gitana e influencias orientales, sus temas dicen cosas tan bellas como "Tengo chicas top-model, tengo oro y tierras. Dios mío qué bien me funciona la cabeza". Tras esa escabrosa afirmación uno diría que son raperos del Bronx venidos a menos con sintetizador de por medio. En boga entre la clase baja y denostado por los intelectuales o simplemente por aquellos que aún conservan algo de sentido común. A día de hoy lo único positivo que he encontrado a no saber rumano es el no enterarme de las letras de estas pseudo-canciones. No obstante, debo reconocer que el día que fui por primera vez al mercadillo y, justo en el momento exacto en el que me metí dentro del tumulto, empezó a sonar aquella música a todo trapo no pude dejar de esbozar una sonrisa.

Dejo aquí varios crímenes contra la humanidad.

Gigolo El videoclip merece la pena verlo hasta el final, ni Scorsese ni Spielberg ni gaitas.

Citesc biblia si plâng (Leo la biblia y lloro). Por lo que me cuentan, tiene una infinidad de fallos gramaticales: "Se va a avé un follón" .

Fernando de la Caransebes, y su exitazo "me casé con un capullo".

Otro hit del amigo Fernando, "Soy el chulo de Caransebes".


Poquito a poquito progreso con el "fotochó".

viernes, 15 de mayo de 2009

Lavado de cara


O algo así pretendo hacer. No gusto de servirme vilmente del material de otros. Espero que a partir de ahora cuando se trate de grafismo me las pueda apañar solito. A ver cuánto dura el propósito, el tiempo y mis limitados conocimientos sobre la materia son un lastre. Para empezar, el encabezado del blog ya tiene algo de chicha.





jueves, 14 de mayo de 2009

El intruso

Dibu de Forges

Tengo una amiga, conocida siendo estrictos, con un negocio de traducción. Un día me comentó que tenía unos clientes que buscaban a alguien que hablase español, desafortunadamente ella no tenía a nadie, así que recurrió a mí. Me dijo que sólo consistía en hacer una llamada a España, 5 minutos y listo, ese era el plan. Acepté por tratarse de favor, no parecía gran cosa. Supuse que no cobraría, ya que apenas serían 5 minutos, y que el objetivo sólo era agradar a los clientes a la vez que evitar que contactasen con otras agencias. Conozco a alguien que trabaja aquí como traductor, pero tratándose sólo de un pequeño favor no tenía sentido llamarlo.

Llega el día en cuestión y mi amiga/conocida Liana (sí, como la planta sarmentosa y trepadora, propia de regiones tropicales) me recoge en su bólido. Lleva gafas oscuras ya que tiene un problema en el ojo, desafortunadamente me quedé sin ver el meteorito ocular que llevaba bajo los oscuros anteojos. Nos dirigimos hacia el este de la ciudad, terreno desconocido para mí. Una vez pasado el trámite circulatorio, tan demente como desesperante en esta ciudad, conseguimos llegar a nuestro destino. Nos hallábamos en un barrio residencial de baja densidad, sólo chalets de no más de tres plantas, nada hacía presagiar que allí se encontrase una oficina. Liana llamó a su cliente ya que no sabía cuál era exactamente la casa a la que había que ir. Me dijo que se iba a dejar solo con ellos mientras ella iba a hacer unos recados. "Bueno con que no me quiten los órganos me doy con un canto en los dientes" pensé mientras me acordaba de la china de Hostel.

Pues no, no nos habíamos equivocado, estábamos justo en frente de la sede central de Chiringuito.SL. Me condujeron al sótano de la casa, donde se encontraba una suerte de oficina, el resto era el hogar del dueño de aquella broma llamada negocio. El chico me explicó a qué se dedicaba la empresa, su negocio consistía en recuperar la deducción del IVA para compañías rumanas en terceros países de la Unión, curioso. Me suelta toda la parafernalia burocrática a la que se enfrentan para conseguirlo en España junto con una batería de dudas que servidor tenía que resolver. Para tal propósito me muestra la página web más divertida y amena que el estado español haya concebido jamás, la de la Agencia tributaria.

Mi primera misión como padawan de la soterrada pyme consistía en encontrar en esa minúscula, cuasi liliputiense diría yo, web el documento para solicitar tal devolución así como los anexos con las instrucciones correspondientes. 5 minutos sí... para un veterano de la guerra burocrática rumana, como es el que escribe estas líneas, no debería ser un obstáculo insalvable. Unos minutos navegando, con traducción simultánea al inglés para mi interlocutor, por una corriente de modelos, formularios, normativas y notificaciones. Las intentonas no cayeron en saco roto y conseguí dar con el entrañable modelo 361, ahora tocaba traducírselo al señor que tenía a mi lado con cara de no haber dormido en 3 días, extremo que confesó durante el transcurso de la jornada. Nuevas dudas comenzaron a surgir al hacer el intento de cumplimentar el documento. Llamemos pues a España a ver qué tal les va por allí. "Buenos días, llamo desde Rumanía somos una empresa que se dedica a bla bla bla....y tenemos una duda con bla bla bla" qué manera más triste de hacer el paripé. En atención telefónica me soltaban unos palabros que no los entendía ni en español "Tú verás cómo se lo traduzco a este ahora... ". Muchos interrogantes no encontraban respuesta pero por ese día se iban a quedar sin respuesta, ya era hora de irse.

Me preguntó el chico cuanto me debía, "Háblelo con Liana" respondí evasivo. No sabía cuánto iba a sacar por mí, yo creía que sólo era un favor que se había alargado más de lo esperado. Al llegar Liana le preguntaron por el pago de mis servicios, ella se volvió desconcertada hacia mí. Al parecer ella me ofreció desde primera hora un trabajo, no era un favor, para más inri ella no cobraba comisión. Decidimos que por una hora y media el twix (I work for peanuts) al que me invitaron y 60 lei estaba bien, unos 14 € al cambio. Jamás pensé que mi primer salario sería en lei, en B y en un sector radicalmente diferente al mío. En el momento en que cogí aquellos dos billetes me convertí en el top manta de la traducción. El chico dijo que quería volver a verme, así que me dio su tarjeta, tenía prisa por resolver el problema, los hay con fe. Además, me pidió que intentase resolver lo que pudiese desde casa si tenía tiempo.

Al cabo de unos días volvimos a quedar. Esta vez el empleado fue quien me recogió en su cretácico Dacia ¡Pero qué bien me cuidan! Una vez llegados al zulo le trasladé todo lo que había encontrado de interés sobre el tema y la respuesta a algunas de sus dudas. Tras un par de llamadas para terminar de atar cabos ya creía que todo estaba hecho, pero no, ahora quería saber cómo poder hacer todos los trámites por vía telemática, para esto hacía falta conseguir un certificado especial. Ahora tocaba bailar con la más fea, la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre, incontables sádicos trámites aguardaban en ella al empresario desorientado. Una vez que comprendimos, o más bien que quisimos creer que habíamos comprendido, cómo teníamos tramitar la petición del documento que daba acceso a la presentación telemática surgió otro escollo, la empresa necesitaba para realizar la solicitud un NIF español ¿Pero no estamos en la UE?. "¿Qué cómo se consigue un NIF español para una empresa rumana? Déjame ver" La bola de nieve crecía y crecía a cada paso que dábamos. La situación se iba pareciendo cada vez más a mis tejemanejes con Politehnica. Para cuando llegué al modelo pertinente los ánimos yacían moribundos en el suelo, esto añadido al hecho de que mi estómago empezaba a hablar con voz propia hizo que decidiésemos dar por terminada la sesión. Por 3 horas y media más lo que trabajé en casa pedí 150 lei, unos 36€. Esta vez no me obsequiaron ni con una chocolatina ¡qué desilusión!. Tras darme el dinero pregunté si me necesitaban más "Esto... hmm...ya veremos, voy a intentarlo por mi cuenta a ver si lo consigo. Tenemos que decidir muchas cosas". Teniendo en cuenta que en Rumanía el sueldo de un médico ronda los 500€ no creo me pueda quejar... ni que me vayan a volver a llamar.

Si alguien me acusa de intrusismo laboral que sepa que por mi parte tiene carta blanca para intentar trabajar en mi sector sin titulación....

miércoles, 13 de mayo de 2009

Mamá cómprame

Las adversidades hacen crecer deprisa y madurar. Los acontecimientos se suceden a mayor velocidad, se queman etapas antes de lo previsto...

En Bucarest con 3 años... (¡Pincha!)

lunes, 11 de mayo de 2009

Trovadores balcánicos

El siguiente post versa sobre cómo se dicen lo mucho que se "quieren" los rumanos. Se recomienda a todas aquellas personas a quienes pueda herir su sensibilidad, en especial a mi querida señora madre, que desistan de leer lo que viene a continuación.

En España se usan con bastante frecuencia algunos insultos, refritos y carentes de originalidad en su mayoría. En Rumanía son más selectivos a la hora de usar sus insultos y muchos de ellos sólo los pronunciarían con los ojos inyectados en sangre, no como en España que "hijo de puta" se utiliza tanto en situaciones triviales como en acaloradas discusiones.

Cuando se trata de insultarse, los rumanos sacan al poeta que llevan dentro. Tienen un exquisito repertorio tan amplio como variado. Se pueden encontrar tanto las versiones rumanas de los insultos globales como auténticas odas a lo soez. Los más profanos son verdaderos cánticos a la herejía incrustados con grandes dosis de blasfemia.

Una vez se haya exacerbado a un rumano estas son algunas de las perlas con las que puede obsequiar. Ante todos ustedes el top 7 de la brutalidad lírico-rumana:


7-"Bâga-mi-as pula în gura mâtii" (Metería la polla en la boca de tu madre). Si en un atasco alguien toca tres veces el claxon significa "Bâga-mi-as pula". Listos estos rumanos, así se ahorran unos estériles gritos.

Hasta aquí todo "normal". Si alguien ya se ha alarmado mejor será que no siga, esto es sólo el calentamiento.

6-"Pisamas pe mortii tâi de curvâ jegoasâ" (Me meo en tus muertos puta macarra). Dedicado a las musas balcánicas, las chicas no podían quedarse sin su trocito de amor.

5-"Futu-ti mortii mâtii" (Me follaría a los muertos de tu madre). ¡Esto va subiendo de nivel! Aúpa los necrófilos.

4-"Câca-s-ar câinii în pizda ta" (Que se caguen los perros en tu coño). Segundo beso para las féminas. Dios sabe en cuantas rupturas conyugales ha hecho acto de presencia esta manifestación de la belleza por medio de la palabra.

Llegamos al top 3, reservado para lo jocosamente enfermizo.

3-"Uscam-mi-as chilotii pe crucea mâtii" (Secaría los calzoncillos en la cruz de tu madre). Sencillamente... exquisito, digno de pronunciarse en bodas y comuniones.

2-"Bâga-mi-ai mâna în cur sâ-mi faci laba la câcat" (Méteme la mano en el culo para hacerme una paja con mi mierda). Lujuriosa aria a la coprofilia. Si alguien tiene un vídeo de un niño de 6 años gritándole esta hermosura a una señora mayor que se ponga en contacto conmigo, la recompensa será cuantiosa.

1-"Târâmi-as coaiele te mormântu mâtii" (Arrastraría los cojones sobre la tumba de tu madre). Sublime, una delicia para los oídos, poesía en la poesía. Hijo de la perversión y padre de la ofensa, paradigma del frotamiento impúdico... el culmen de la ofensa. Mi mente no concibe una conversación en la que una vez dicho esto, no se haya proseguido al pertinente intercambio de soplamocos.

La Hora Chanante cantaba "Hijo de puta hay que decirlo más", yo digo "¡Târâmi-as coaiele te mormântu mâtii hay que decirlo más!"


P.D: Por si te ha interesado la foto, es de este señor.

domingo, 10 de mayo de 2009

Oaia aia e a ei

"Oaia aia e a ei", pronunciación figurada "Oaia aia ie a iei", significa "esa oveja es de ella".
El rumano se parece al español, sí.

lunes, 4 de mayo de 2009

Manos, labios y mejillas


Tras contar mis incursiones en Zodiac por los baños de la universidad llega el turno de los saludos. El sistema de los saludos es parecido al español, aunque con alguna vuelta de tuerca más. Cuando se presenta a una persona, sea hombre o mujer, se debe dar la mano. Hasta ahí todo claro. Al principio, tuve algún que otro problema al intentar dar dos besos a alguna chica, no pasó nada grave, tras sufrir el que me hicieran la cobra un par de veces conseguí adaptarme al estilo euro-oriental.

Pero ahí no queda la cosa. Resulta que a las chicas sí que se le dan dos besos, pero sólo cuando te consideran un amigo cercano. Ahora entra en juego el saber quién es tu amiga y quien no "Le doy dos besos ... ¿O pensará que me tomo muchas libertades? O por el contrario... ¿Pensará que soy un sieso si le doy la mano?". Varias veces he metido la gamba, tanto por exceso como por defecto.

Para más inri, los besos se dan al revés que en España. "¿Pero tenemos un orden?" sí, yo tampoco me lo había planteado nunca. En Rumanía el primer beso se da hacia la derecha, oseasé en la mejilla izquierda de la otra persona. A la hora de dar dos besos siempre entro en riesgo de colisión, es por esto que he decidido tomar por norma quedarme quieto mientras me dan mi cariñoso par de besitos. Una pena que no se salude también con una pareja de opresiones labiales entre desconocidos, podría ser divertido en los bares...

domingo, 3 de mayo de 2009

¿Por qué a mí?

Aviso para navegantes. Si estás comiendo, acabas de hacerlo o tienes pensado hacerlo en la próxima hora, no leas lo que viene a continuación. No me hago responsable si el teclado de tu ordenador acaba rebozado en bilis.




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Enhorabuena y gracias por tu curiosidad masoquista.

A sabiendas de que lo he dicho en más de una ocasión, lo repito. Algunos días tengo hasta 10 horas seguidas de clase. En el primer cuatrimestre tuve como record 12 y media. ¿Qué ocurre cuando pasas tantas horas en la universidad? Pues entre otras muchas desgracias, tienes que utilizar los aseos de mi querida Politehnica. Se puede intentar aguantar, sí, pero bajo riesgo de estallido de vejiga o implosión.

Uno desearía poner sus posaderas en una taza tallada en ébano con una cisterna llena de Chanel nº5 en un baño de mármol virgen rematado con un grifo dorado mientras un lacayo le pasa hojas de papel higiénico de seda pura... pero dadas las circunstancias uno se apaña con cualquier cosa (también en inglés). Si el mayor o menor grado de asquerosidad entre el peor baño de Escocia y el peor baño de Politehnica se pudiese dirimir mediante un combate boxeo, el peor baño de Escocia ganaría a lo puntos, pero por poco.

Yo, experto me he hecho de estos paraísos de la insalubridad por mis tiempos mozos como Erasmus, ya que no cejé en mi empeño hasta encontrar un baño que cumpliese los requisitos mínimos que mi conciencia higiénica me imponía. El primer baño que encontré parecía una pista de patinaje derretida, ya que no llevaba ni zancos ni botas de agua no osé poner un pie dentro y comprobar si había peces. Era el baño de la planta más concurrida del edificio que alberga a más alumnos la universidad, así que tenía sentido.

El siguiente contacto que tuve con otro baño, que no pasó de lo visual, fue igual de placentero, la única diferencia con el anterior estribaba en que la mitad del alicatado yacía insepulto sobre el pavimento, a pesar de ello, los usuarios entraban sin dilación.

El tercer contacto, ya en mi facultad, me ofreció la linda imagen de las letrinas posmodernas rumanas, porcelana ergonómica para tus pies que te invitan a resistir la fuerza de la gravedad sobre tus tonificados cuádriceps. Subiría la foto de tamaña guarrada, pero tampoco me voy a regocijar en lo nauseabundo más de lo que lo estoy haciendo.

Yo, que recordaba con dicha los baños de la planta de investigación de mi escuela de origen, ejemplo de pulcritud, quasiesteriles, decidí acudir al lugar más exclusivo de la universidad esperando encontrar un baño a la altura (no en metros) de sus ocupantes. Así que allí me planté yo, en el rectorado. Busqué el baño más cercano al despacho de la rectora, lo que me quedaba de fe me decía que esa honorable señora y sus titiriteros no pondrían el culo en cualquier parte. Craso error. Un boquete en el techo de dimensiones frigoríficas se abría ante mí en toda su inmensidad, lo que faltaba en el techo se encontraba repartido entre los dos asolados retretes que allí pacientes, esperaban a que alguien los rescatase del olvido. Me encantaría entrar al despacho de la rectora, tal vez podría contemplar en alguna de las repisas una hermosa escupidera lacada terminada en plata.

El tiempo pasó, y tras mucho buscar encontré un lugar el que parecía que no me iban a contagiar la gonorrea, el dengue y el tifus. Se encuentra en la última planta de uno de los muchos edificios que me veo en la obligación académica de visitar. No tiene secador de manos, jabón, papel o tapa en los 6 blancos, a ratos, wc's que allí se encuentran. A veces no hay ni siquiera agua, pero bueno visto lo anterior... con que nada raro me muerda mientras me bajo los pantalones me parece correcto.

Una vez designado como mi cuarto de baño oficial, mis visitas al mismo se hicieron habituales. En una de mis impuras incursiones ocurrió lo siguiente. Al subir las escaleras que me conducían hasta la habitación de los horrores, vi a un grupo de estudiantes que, si no me equivoco, no los había visto en la vida. El grupo era heterogéneo en cuanto a sexos se refiere. El que nada los diferenciase de otros compañeros hacía que no presagiase nada malo. Una vez llegué a mi destino, hice lo que tenía que hacer y me dispuse a salir. Mientras me lavaba las manos oí unas risas a las que no les presté importancia. Quería salir de allí cuanto antes, que sea el mejor baño de Politehnica no quiere decir que quiera pasar allí más minutos de los necesarios. Me dirigí a abrir la puerta del baño... "Uy, que dura está" tiré más fuerte, agua. Durante unos minutos intenté forzar la puerta sin obtener resultado alguno. Yo ya hasta me reía de mi suerte "¿Por qué a mí?".

Sopesé la posibilidad de saltar por la ventana, pero una vez me cercioré de que 5 pisos de altura no son cualquier cosa deseché la idea. Podía intentar saltar desde la ventana a una terraza que había en frente pero la verdad, no tenía tanta prisa por morir. Tras volver a intentar abrir la puerta, llegando incluso a acabar colgado del pomo cual chimpancé africano, opté por la solución violenta. Tras un par de patadas a la puerta dilucidé que no iba a ceder "Se abre para tu lado gilipollas", me dije con grandes dosis de cariño. El móvil estaba sin batería, así que no iba a conseguir que viniese un helicóptero que me tirase un salvavidas por la ventana para sacarme de allí volando, cachis. Al no encontrar otra salida, escogí la opción de la vergüenza... "Help meeee!! Help meeeee!!" Gritaba entre risas de autocomplacencia mientras aporreaba la puerta con la poca dignidad que me quedaba.

Un par de bochornosos minutos pasaron hasta que alguien se dignó a abrirme la puerta. Al otro lado de la puerta estaba un joven rumano quitando el grueso palo de madera maciza que bloqueaba la puerta, la madre de todas las escobas. Con cara de estupefacción, me empezó a hablar en la lengua de estos entrañables europeos. Yo le di la mano y le dije "Thanks! you saved my life!" yo no podía parar de reírme mientras que él no salía de su asombro. Su mente no aceptaba que saliese de un wáter un español risueño hablando en inglés, parecía buscar con la mirada a los supuestos "colegas" que me habían hecho la broma. Necesitaba una explicación, que por supuesto jamás tuvo. Yo me fui de allí entre risas, intentado terminar con la escena lo más rápido posible.

Desde entonces no sólo compruebo si el cuarto de baño está limpio, ahora también miro si hay una escoba cerca.

miércoles, 29 de abril de 2009

El 2º edificio más grande del mundo



... Y el primero más hortera. El parlamento de Bucarest, cuenta entre sus dudosos honores el ser el segundo edificio más grande del mundo (el primero es el pentágono) y el ser el más pesado.

Es el símbolo de la ciudad y uno de los principales atractivos para el poco turismo (masoquista) que se deja ver por aquí. También se le conoce como la casa del pueblo debido a que el edifico fue construido 100% made in Romania, tanto los trabajadores como los materiales empleados procedían de este, mi país de acogida.

El edificio es la obra cumbre de la megalomanía del dictador Ceausescu. La mayoría del barrio histórico se derribó para construir la mole y el resto de edificios colindantes. Ceausescu nunca llegó a ver completo su sueño, la revolución y su muerte llegaron antes. Es por esto, que la mayoría de sus 1100 habitaciones (seguramente le faltaba espacio para guardar la bici), están sin amueblar. Su intención incial era convertirlo en el centro del poder político-administrativo del país. Doce plantas de brutalidad a las que se le suman las plantas auxiliares, ocho más, a lo que también se le puede añadir dos plantas de parking subterráneo. Una oda al mal gusto de 270x240x86 metros. Algunas de sus impresionantes escalinatas tuvieron que construirse más de tres veces, ya que no eran del gusto del pequeño mandamás. Primero no le gustó que fuesen de madera, la siguiente tanda no fue de su agrado ya que la barandilla era tan alta que casi no se le veía al bajar... así varias veces. En definitiva, economizando los fondos públicos.

Hoy en día funciona como sede del parlamento. Además, alberga a varios ministerios, centros de conferencias y museos. Aún así la mayor parte del edificio no tiene asignado ningún uso.

domingo, 26 de abril de 2009

Grecia segunda parte: Atenas

El mundo en crisis y yo viajando gracias a las ayudas europeas, seguro que esto me hará un trabajador el doble de productivo ¿Hasta que punto estaré en lo cierto?

Vayamos un poco más hacia el sur, hacia Atenas ¿Por qué no? Ya que estamos... no tengo a nadie que contradiga, hago lo que me da la real gana. Cinco horitas y me planto en "La ciudad bien construida" como la llamaba Homero. Yo y yo mismo llegamos al hostal sin dificultades. Antes siquiera de que me de tiempo a ser consciente del lugar en el que me encuentro ya estoy haciendo amistades. Mis predicciones no iban tan desencaminadas, un hippie venezolano. Se dedicaba a trabajar el cuero para transformarlo en pulseras, cadenetas, sandalias... etc y luego vender su género como vendedor ambulante en las zonas turísticas. A los cinco minutos iba caminando por una calle turística transportando una tabla llena de colgantes. Tras comernos un Souvlaki, versión griega del showarma (Chawarma, Schawarma, Shawirma, Shwarma, Shuarma, Shawerma, Shoarma, Schwarma, Shoermeh, Siaorma, Shaormala o como te de la gana llamarlo), me regala una de sus pulseras y lo dejo trabajando.

A 30 metros de ahí empieza una pelea entre topmantas y guiris con sandalias y calcetines blancos, una delicia para los sentidos. La cosa no paraba y le pregunté al primer guiri que pasó por mi lado que diantres pasaba. Empezamos a hablar y resulta que era argentino, nosotros hablando en inglés como imbéciles... la lengua de Shakespeare nos ha ganado la partida. Él era otro loco que viajaba solo, no obstante el opinaba que lo loco sería no viajar para ver aquello. Sabia respuesta me dio. Se terminó el viajar en soledad, ya tenía compañero de aventuras. Terminamos de aprovechar la tarde zambulléndonos en la riqueza histórica ateniense para más tarde retirarnos a nuestros respectivos hostales. En mi hostal organizaban una fiesta en la terraza, jamás pensé que me tomaría una birra con la Acrópolis de fondo, y luego nos fuimos a dar una vuelta por los pubs de la zona. Una cerveza, la correspondiente estaca en el pecho y a dormir.

Al día siguiente mi colega bonaerense y yo nos recorrimos prácticamente todo lo que había que ver en la urbe, acabamos noqueados. No me voy a poner a comentar los monumentos que para eso están las guías turísticas o la wikipedia. Por cierto, la omnipresencia de los perros parece ser que afecta a todos los Balcanes. En Atenas los perros son descomunales, como caballos. Pensé en subirme a uno con el traje de montero e irme de feria. Pululan a sus anchas ¡Incluso por la Acrópolis! Entran sin ningún control en las áreas cercadas. Véase al rey león en la foto.

No dio tiempo ni a descansar, tocaba salir con la gente de su hostal. Allí también organizaban fiesta en la terraza con vistas a la Acrópolis, jamás pensé que me tomaría cinco cervezas y un chupito con la Acrópolis de fondo. Creía que Grecia sería el primer país en el que no acabase en estado de embriaguez en algún momento... Otro país tendrá que ser.

Y se acabó lo que se daba, al día siguiente salía mi tren de vuelta con destino Tesalónica. Momento de despedidas, vuelvo a mi soledad. Una vez en la estación de trenes de Tesalónica me quedo mirando la revista de la chica que está a mi lado, era prensa rosa. Una cara de las fotos me resulta familiar... "Excuse me. Is this guy famous?" Pues sí que lo era, al parecer vine a Atenas desde Tesalónica sentado al lado de un actor/sex symbol griego. Pobrecito, lo tuvo que pasar mal al tener semejante competencia en frente, no debe de estar acostumbrado.

Y llegué a Tesalónica, restaban tres horas para subirme al ferrocarril con destino Bucarest. Cuando me disponía a subir al tren pregunté por el coche-cama, 39 € de suplemento. Madre, a la ida me costó 21. El revisor me comentó que si quería pagar menos tenía que compartir. Yo no me lo terminaba de creer, a la ida el tren iba vacío, no sabía por qué iba ahora a estar tan lleno. Me manda a una cabina donde hay dos hombres más. Para mí que me la está colando. Le pregunto por otro camarote. Ok, vayámonos al 21. Estoy solo, no pinta la cosa tan mala. Al minuto entran dos bípedos que huelen a requesón conservado en esencia de mofeta. Las pintas acompañaban al perfume ¿Tenía que pasar 17 horas con ellos? "Señor revisor, ¿Cuanto dijo que costaba ir solo?"

sábado, 25 de abril de 2009

Grecia primera parte: Tesalónica


Sí, estoy vivo. Entero, de una pieza. Empezó como un reto y terminó siendo una de las mejores experiencias que haya tenido desde que ando por estos Balcanes de marras.

El sábado 18 salí desde Bucarest rumbo Tesalónica. 17 horitas de tren me aguardaban, casi nada. Afortunadamente se podía pagar un suplemento de 110 Ron y viajar en cama. Ni me lo pensé. Durante el largo camino fui testigo de un pasatiempo infantil búlgaro. Al acercarse el tren a una estación y aminorar su marcha, los rapaces se dedicaban a enseñar a los ocupantes del ferrocarril su aparato reproductor o el tramo final de su sistema digestivo indistintamente.Tras llegar a Tesalónica a las 6 de la mañana me dirigí presto al hostal. Había viajado en cama pero no pude dormir apenas, malditos controles de frontera.

Llegué al hostal. No se puede entrar antes de las nueve, por lo que toca quedarse en la calle esperando tres horitas. Bueno, veremos la ciudad entonces. Pido un mapa, me dan una fotocopia cutre y a la caza de monumentos me lanzo. ¡Qué bueno ver el mar después de tanto tiempo! Allí estaba yo, en mitad de un boulevar desangelado. Sólo aparecía eventualmente algún que otro grupo de griegos en un lamentable estado cantando lo que supongo será su equivalente del "alcohol alcohol". De repente me crucé con un grupo de argentinos que había conocido en Sofía, el mundo es un pañuelo y Europa es un moco. Me pidieron el móvil, el correo ...etc juraron y perjuraron que al día siguiente me avisaban para salir, aún estoy esperando. Calle abajo me fui buscando el centro. Ya que la condición de pre-ingeniero es intrínseca a mi ser, no podía si no asustarme ante tanta delta, sigma, omega y demás letras griegas presentes por doquier.

Como buen guiri que se precie, una vez en el centro de la ciudad tocaba empezar a hacer fotos. Allí estaba yo retratando a mi tocayo más conocido cuando de repente un mamotreto con botas militares, bomber, cabeza rapada y no menos de 1.80 de estatura y 110 de peso se queda mirándome. Cambia el sentido de su paseo 180º, o en otras palabras, viene hacia mí. Toca alejarse de allí. No me pierde de vista, doy un par de giros incoherentes y allí continúa él, siguiéndome la pista. Pues habrá que probar a acelerar el paso. Él también lo hace. Uno, dos, tres... a cruzar la avenida a toda hostia y perderme por donde pueda. Unas vueltas alejado de la zona, un desayuno y ya son las 9. A planchar la oreja.

Hora del almuerzo, voy al primer restaurante griego que encuentro por los alrededores del hostal. Como el camarero no sabe inglés le pido lo que parece más diferente, a primera vista parecía un calabacín relleno, craso error. Lo elegí por bonito y acabé comiéndomelo intentando no mirar el plato. No recuerdo su nombre pero sí su sabor y sus ingredientes: Hígado, intestinos, grasa y más cosas que no quiero imaginar. Una vez superado el trámite gastronómico, me doy una vuelta por la ciudad y llego a la conclusión de que no he visto en mi vida una ciudad que se parezca tanto a Málaga como esta. Las similitudes son las siguientes: Un paseo marítimo enorme (Antonio Machado), que casi a su fin termina en una torre (el faro) y poco más allá está el puerto con sus grúas gigantes (me faltó comprobar si al otro lado estaba Huelin), la ciudad está cercada por montes (montes de Málaga) coronados por un castillo y un mirador (Gibralfaro). Si a esto se le añade el mar, el clima y las terrazas el parecido llega a asustar. Bueno, por hoy está bien, vámonos.

Segundo día. Tras una ronda de museos era el turno de subir a las murallas de la ciudad y ver el único barrio histórico que se mantiene en pie en la capital de la Macedonia central. Estaba yo en un pasillo estrecho, solo y tirándole fotos a una típica casita blanca con sus barrotes y puertas en celeste, cuando volvió a ocurrir... Un tipo con malas pintas, creo que no necesita mayor aclaración, se ofreció a hacerme una foto con la casa en cuestión. Me hago el sueco, o el español en este caso y emprendo mi marcha calle abajo. El indeseable en cuestión siguiéndome y gritándome, cada vez acercándose más. Por fortuna al cruzar la esquina había un bar y me acerqué a el y a los viandantes que lo circundaban. Tan pronto vio que aparentaba estar acompañado se dio media vuelta. Para el próximo viaje me llevo una pipa o un spray de pimienta. Hora de irse a la cama. Mi tren con dirección Atenas salía en pocas horas.

Dejo una foto de la torre blanca, símbolo de la ciudad. Antigua torre bizantina que sirvió durante un tiempo como cárcel. Uno de sus presos, tras ser indultado, blanqueó toda la torre como muestra de agradecimiento, de ahí su nombre. Algún día aprenderé a encuadrar...

viernes, 17 de abril de 2009

Balkan Flexipass


¿Tiene usted menos de 26 años? ¿Está pensando en viajar por Europa del este? Entonces el Balkan Flexipass es lo que está buscando. El Balkan Flexipass, Balkanpass para los amigos, es la versión oriental del interrail. Por 51 € puede hacer 5 viajes en un mes, tanto nacionales como internacionales, a través de las líneas de ferrocarril de Rumanía, Serbia, Bulgaria, Macedonia, Grecia y Turquía.

En mi Balkanpass ya hay dos muescas, ida y vuelta a Sofía. La semana que viene tenemos vacaciones, y claro; habrá que gastarlo antes de que caduque ¿no? A pesar de haberlo intentado con perseverancia asnal, no he conseguido encontrar compañeros de aventura para la ocasión ¡Qué se le va a hacer! En casa no me voy a quedar, así que me voy solo. Mañana salgo rumbo a tierras helenas. Tesalónica (Grecia) y 17 enfermizas horas de tren me aguardan pacientemente. Puede que luego vaya a Atenas ¿Quién sabe? Aún no lo he decidido, tengo que reunirme con mi amigo invisible para concretar los detalles. No sé si acabaré siendo víctima de mendigos, prostitutas, maleantes, Hare Krishnas... Con suerte, acabaré en una furgoneta hippie. Una vez ponga la pezuña en la Macedonia central, tal vez asome la cabeza por aquí durante y diga aquello de "Estoy vivo".

Esto me recuerda que algún día debería escribir sobre mis viajes: Cluj, Brasov, Targu-Mures, Budapest y Sofía. La lista es corta, lo sé. Todo se andará.

P.D: Sí, en la foto aparecen mis dos patitas camino de Bulgaria.

jueves, 16 de abril de 2009

Eres una flor

Abundan por Bucarest los puestos de flores. En cada esquina hay uno, inundan toda la ciudad. Estos negocios son la principal ocupación de las mujeres de etnia gitana en esta mi urbe. No encontraba explicación para que tantos puestos pudiesen convivir juntos y resultar rentables. La respuesta está en la tradición rumana.

Cuando se va de visita a una casa es muestra de buena educación y respeto llevar flores a todas las mujeres allí presentes. El número de flores debe de ser impar ¿superstición? No exactamente. Una mujer es una flor, y ella más su ramo deben formar un número par.

Por otro lado, a los entierros se debe llevar un número par de flores. Ya que falta una flor...

miércoles, 15 de abril de 2009

Yo contra todos. Capítulo 3848

A vueltas otra vez con la burocracia rumana. Antes de venir a Rumanía tuve que hacer mil y un papeles. Me sentía reconocido en un dibujo de Forges que encontré no recuerdo cómo (Si la encuentro la subo). Yo pensaba "Después de esto, lo que me echen". Mentira. Aquello no fue ni el calentamiento, ríase usted si piensa lo contrario. Vamos a lo que vamos.

En las entradas anteriores Un día normal y El informante relaté algunas de las pequeñas fricciones que tengo con mi señora universidad de destino. Resumen de la situación: Decidí hacer dos asignaturas en la facultad de Electronicâ en lengua rumana, una vez aprobadas no las pusieron en mi expediente. Había otras tres asignaturas que tampoco aparecían, pero eso ya lo solucioné. Sigo por donde lo dejé.

Tal y como me piden, le solicito a los profesores de las dos asignaturas en cuestión que pongan mi nota. Como en su facultad no hay un solo papel que diga que existo, les recomiendo que vayan a la secretaría de la Facultad de ingeniería en lengua extranjera (FILS). Consigo que lo hagan tras tener que recordárselo un par de veces a cada uno, semana perdida de por medio. Finalmente, a la tercera vez que voy a la secretaría me confirman que al fin han puesto mi nota. Bien. Ahora les pido que me hagan un certificado para que me lo firme el Vicedecano. Acudo a él. Mal, me odia. Dice que no puede firmarme asignaturas que no son de su facultad. Pues nada, nos iremos a Socrates office a ver que se cuentan. Cambiamos de edificio.

Socrates office. Les comento los últimos acontecimientos. Su solución, que vaya a la facultad de Electronicâ con mi Learning Agreement (equivalente a la matrícula) y que con eso será suficiente. A mí eso me parece insuficiente, creo que necesitarán también saber la nota ¿no? Negativo, que vaya así. Se lo repito, porque creo que no se ha enterado. Me empiezan a repetir lo mismo pero ahora gritando. Fantástico, pues nos iremos a Electronicâ entonces. Cambio de edificio y de campus. Nos vamos al campus de Leu, paseo de 15 minutos de por medio.

¡Qué cortito se ha hecho el camino! Bien, ya estamos en la secretaría. No hablan inglés, lo que faltaba. Ocasión perfecta para hacer gala de mi rumano de supervivencia. Para sorpresa de propios y extraños consigo comunicarme. Siguiente paso: Volver a FILS y pedir que me hagan un certificado con las notas que ya me han puesto. Volvemos por donde hemos venido. Cambio de campus.

Llegamos a secretaría otra vez. Le comento a la secretaría jefe lo que ocurre. Maldito destino, el vicedecano está allí. Se mete en la conversación. Ahora están dos secretarías y un vicedecano ¡Cómo subo de nivel! El vicedecano no acepta que salga de la secretaría ningún tipo de documento con asignaturas que no le corresponden. Alterado, me dice con un tono sospechosamente irónico "Mi mujer puede venir aquí y ponerte una nota en música, pero yo no te la voy a firmar". Que venga, que venga, que nos vamos a reír.

Pasan los días. Ahora toca ir a la secretaría de Electronicâ. Sí, el otro campus. Esta vez voy con armado con un rumano que domina el español con soltura. ¿Cuándo se ha visto a un guiri decir aljibe? Tras transmitir mi última batalla me ofrecen otra solución. Debo pedir a los dos profesores que vayan a la secretaría de Electronicâ a pasar mi calificación. A molestarles otra vez.

Tras conseguir contactar con los dichosos profesores, no sin esfuerzo, recibo un correo electrónico de uno de ellos poniéndome a caldo. No sólo le molesta tener que volver a ir a secretaría, ahora se añade que el decano de su facultad dice necesitar una solicitud oficial de Socrates office que diga que se me permite hacer cursos en rumano ¿Pero este no me había firmado ya el acuerdo académico? Como si no hubiera bastante con la burocracia ya existente, ahora se inventan formalidades nuevas. Irremediablemente, tendremos que cumplir con el trámite.

Y el día de ayer llegó. Turno para Socrates office, campus de Splaiul Independentei. Allí me planto. Nada más entrar en la oficina las dos encargadas me miran con espanto y empiezan a reírse. Los españoles... que somos muy graciosos. No recuerdan mi problema, dicen que tienen muchos. Tras comentar la cantidad de problemas que damos nosotros, aquellos que nos llamamos íberos; me lanzo al ruedo. Mientras escuchaban mi relato una de ellas empezó a darse tortas en la cara, literalmente. A pesar de no entenderlo, me prometen enviar el papel por fax antes del mediodía del día siguiente. Si ella lo dice habrá que creerla ¿no?

Hoy, 15 de Abril del año 2009 de nuestra era. Una vez finalizadas mis asignaturas supuestamente impartidas en inglés decido ir a la secretaría de Electronicâ. Cambio de campus. Al llegar allí, toca hablar en rumano, pregunto si ha llegado el papel. Ajo y agua. Allí no saben nada. Pues va a ser que tengo que volver a Socrates office, a ver que tripa se les ha roto. ¡Cambio de campus!

Llegamos a Socrates office, me reciben con un "(mi nombre) am venit". Ya hasta me anuncian. Se excusan por la tardanza y me entregan el papel en mano. Una palmadita en la espalda y me desean buena suerte. Desde luego la necesito. ¡Cambio de campus! ¡Y ya van tres veces hoy!

Ya empezaba a echar de menos la secretaría de Electronicâ y el hablar en rumano. La secretaria del decano de electrónica me dice que está ocupado, que tengo que esperar diez minutos. Tras esperar cuarenta, casi nada, sale la secretaria para trasladarme el típico "Vuelva usted mañana" versión rumana. Decido dejarle los papeles para que el decano los lea luego y cojo puerta. El 27 debo pedir a mis queridos profesores que vayan a secretaría.

Bueno, vamos a seguir con papeleo que estoy calentito. Hay una asignatura que quiero quitar del acuerdo académico, por consiguiente voy a la secretaría de FILS. ¡Cambio de campus! ¡Cuatro ya! De 13.00 a 14.00 es el horario de atención a los estudiantes de mi vicedecano favorito. Una vez en el despacho resulta que no está. Viaje en vano. Ya es suficiente por hoy.

Mi vida es una de las 12 pruebas de Astérix y Obélix (Pinche usted aquí).

lunes, 13 de abril de 2009

Desiré y yo

Cuando juntamos a una cinofóbica (fobia a los perros) con un rumano que se hace el sueco la ecuación de la convivencia devuelve un pitote (¡existe!).

El compañero de piso rumano, llamémosle Bogdan (nombre ficticio), nos preguntó allá por el mes de Octubre si podía meter una mascota en el piso. La respuesta fue un no rotundo. Mi compañera de piso, Jennifer digamos que es su nombre, pierde los nervios cada vez que se le acerca un chucho. Qué suerte vivir en Bucarest para ella.

Llega el mes de marzo, está servidor fregando platos, variando está el chico. He ahí cuando entra don Bogdan con su novia, nominémosla Oana. Abren la puerta de la cocina, un par de frases de cortesía y de repente...me parece ver algo raro que se ha movido en el suelo. Allí estaba ella, Desiré.

Desiré es pequeña, peluda y suave; tan blanda por fuera que se diría que no tiene huesos. Sólo los espejos de azabache de sus ojos son duros cual dos escarabajos de cristal negro.

Desiré defeca con la majestuosidad de un pavo real, su orina es amarilla; tan amarilla que se diría que es zumo de limón. Sólo el parqué es lugar digno para sus evacuaciones. El líquido excrementicio de Desiré está compuesto por azufre proveniente de sus riñones, su sutil aroma se expande por todas las habitaciones del inmueble. Sus ladridos continuos son gráciles arias caninas que comienzan con el canto de los gallos y terminan con los últimos rayos brindados por el astro rey, cuando llega a su fin su prolongada soledad.

Come cuanto le dan. Le gustan los gusanitos, las salchichas, todas de ahumado; los cables de red local, con su cubierta de gris plástico.

Es tierna y mimosa, igual que un niño, que una niña...; pero huérfana de facto por la irresponsabilidad de aquel que se dice su dueño.

Oana es inconsciente, tanto como su pareja sentimental, decidió regalar mamífero cuadrúpedo a su amado para mitigar su amarga soledad. Bogdan, escudándose en el hecho de ser un regalo, lo acepta de buen grado a sabiendas de las circunstancias de su compañera. Sin consulta previa, la lleva al piso que comparte con dos homínidos con pasaporte español. He ahí cuando servidor está con un plato en la siniestra y un estropajo empapado de Fairy en la diestra. El pequeño melón peludo con vida que es Desiré hace que se le caiga la baba a cualquiera.

Al enterarse la cinofóbica se monta la de San Quintín. Ella no quiere ni siquiera salir de su cuarto y monta un espectáculo cada vez que sospecha que puede toparse con el can. Resultado, ultimátum al señor Bogdan. No se puede quedar con el perro en nuestro querido hogar. Consecuencia, decide marcharse con su nuevo amor.

Y así acabó, como vino se fue. Sólo me dejó su recuerdo y el hedor en la fregona. El recuerdo persiste, la mopa fue a la basura tan pronto abandonó el lugar.

Ya tenemos nueva compañera de piso, ahora toca chica rumana. Seguimos con el producto nacional. Veremos lo que nos depara el destino.

P.D: Si tengo un tercer lector que se manifieste en forma de comentario.

Café con caña

En Rumanía, Bulgaria y demás países de la Europa oriental, España tiene una "digna" representante del hacer musical patrio. Su nombre Noha, su éxito "Café con caña" (Pinche usted ahí). La calidad de la canción es digna de Eurovisión.

Al llegar a Rumanía no eran pocos los oriundos que nos decían "Español..¡Café con caña!" ante lo que nosotros no podíamos hacer más que intentar disimular nuestro estupor. "¿Qué significa café con caña?" otra de las preguntas recurrentes. ¿Vosotros qué responderíais? Yo voy por "Diarrea ipso facto".

sábado, 4 de abril de 2009

Lo típico

Un español en Rumanía, tras hablar con un italiano y un francés en inglés, ofreció ensaladilla rusa a un amigo nigeriano.

Pues sí, va a resultar que estoy de Erasmus.

lunes, 23 de marzo de 2009

El informante


En ocasiones creo que soy una rata de laboratorio de la integración europea. Se me ha soltado -bueno, me he venido yo solito- fuera de mi hábitat y se comprueban mis reacciones ante los estímulos exteriores. No obstante, la realidad dice lo contrario, nadie se ha interesado de verdad por mi opinión. Hasta ahora. No será la Comisión Europea lamentablemente. Es mi escuela. Debido a las numerosas desventuras que he relatado soslayadamente a mi coordinador, se me instó a escribir un informe completo. No están todas las que son, pero son todas las que están. He aquí el resultado.

Para empezar, a pesar del tono pesimista, este texto no se hace con la intención de desalentar a nadie a venir. No obstante, opino que un estudiante antes de elegir un destino merece tener toda la información posible a su alcance. Aquí relato algunos de los problemas que he sufrido, y algunos, que sigo sufriendo.

Para ir en orden cronológico, empezaré por los meses previos a mi llegada. Tras serme concedida la plaza, hice el acuerdo académico con las tablas de convalidación que se me ofrecieron en la escuela. Tras este paso, rellené los documentos requeridos por la universidad de destino e intenté contactar con ella. Escribí varios emails al correo que daban como contacto en los documentos que cumplimenté. Aún espero la respuesta. Un mes después, conocí a las compañeras con las que compartiría destino. Afortunadamente, ellas consiguieron otra dirección de correo desde la que respondían sin gran demora. Escribí a esa dirección: expuse mis dudas y envié toda la información necesaria. Al tiempo, se me transmitió que no sabían si las asignaturas seleccionadas eran correctas y que me darían una respuesta en breve. Sigo esperando también esa respuesta, esto fue fuente de problemas posteriores.

Por otro lado, la información que se me dio sobre la residencia universitaria resultó ser un tanto inexacta, por no utilizar un calificativo malsonante. Se me transmitió que el precio de la habitación individual era 120€/mes, también, me informaron de que había una cocina común por planta. Al mes, me enviaron otro correo electrónico en el que me comunicaban que el nuevo precio por habitación era de 200€/mes. Me parecía un incremento excesivo. Como el precio final no resultaba desorbitado, decidí reservar la habitación en esas condiciones. Este segundo correo no se le envió a todos los Erasmus, muchos llegaron pensando que la habitación seguía valiendo 120€/mes.

Una vez en Bucarest, al llegar a la residencia tuve varias sorpresas. La primera, las deplorables condiciones higiénicas en que se encontraba la habitación. A las 4 de la mañana, tras un largo viaje, encontrarse una cama con sábanas como las que yo encontré, no es agradable. Pelos y manchas variadas, incluidas de sangre, no son una buena bienvenida. La habitación se encontraba en condiciones muy precarias. Valga como ejemplo mi otrora calefactor, el cual estaba sujeto con una lata de mostaza. Del cuarto de baño, mejor ni hablar. Siguiendo con la tónica, la prometida cocina resultó ser inexistente. Para rematar, a los pocos días se nos comunicó que el precio de la habitación se había modificado ese mismo mes, algo que no se nos hizo saber antes de nuestra llegada. La nueva situación era la siguiente, el precio de la habitación ahora ascendía a 400€/mes. Además, nos dijeron que no todos iban a poder tener habitaciones individuales, a pesar de haberlas reservado con anterioridad. Por este motivo, dimos parte a la Universidad de Málaga. A pesar de la excelente localización de la residencia, justo en frente de la universidad, todos estos problemas hicieron que decidiera mudarme a un piso. Los compañeros que se quedaron consiguieron que el precio volviese a ser el acordado previamente, pero se vieron obligados a seguir compartiendo habitación.

Llega el primer día de clase, primera visita al vicedecano. Descubrimos que han adaptado su sistema al plan Bolonia, por lo que el plan de estudios ha sufrido una importante modificación. Menos de la mitad de las asignaturas que estaban en mi acuerdo académico se mantienen intactas. Este hecho no se nos trasladó antes de nuestra llegada, de hecho, en la oficina Sócrates tenían nuestros acuerdos académicos firmados y aprobados con asignaturas que ya no existían.

Para compensar, se me recomendó en secretaria que eligiese algunas asignaturas de la facultad de electrónica, la cual imparte los cursos en rumano. Así lo hice, no sin dificultades, como ya contaré más adelante. Los profesores me aceptaron de buena gana, llegando incluso a impartir las clases en inglés, algo que agradezco profundamente tanto a los docentes como al resto de estudiantes. El problema apareció a la hora de incluir estas asignaturas en el acuerdo académico. En ninguna oficina sabían cómo tenía que proceder: pregunté en secretaría y me enviaron al vicedecano, me dirigí al vicedecano y me mandó a la oficina Sócrates, fui a la oficina Sócrates y me dijeron que tenía que ir al vicedecano… Un despropósito. Durante meses se cambió el criterio hasta dar uno por válido. La cantidad de tiempo perdido a raíz de esto fue más que considerable.

Otro de los motivos que dio lugar a que se prolongase en el tiempo la firma del acuerdo académico fue conseguir la información básica de las asignaturas. Para algo tan básico como el código de una materia no podía acudir a secretaría, tenía que ir en busca del vicedecano. Además, conseguir los temarios de las asignaturas no fue fácil, ya que la página web no está todo lo actualizada que debería. Esto implica que la información tenga que pedirla expresamente al profesor, algo que en un par de casos puntuales costó meses conseguir.

Para la búsqueda de las nuevas asignaturas, esperaba tener ayuda. Cuando se me informó de quien era mi coordinador académico intenté contactar con él. Estaba de viaje y me comentó que estaría fuera de Bucarest todo el mes de Octubre. Por lo que estuve sin coordinador en el momento más crítico de mi estancia. Más adelante, en Diciembre, cuando volví a necesitar su ayuda, resultó que también estaba de viaje, estaría fuera hasta después de las vacaciones. Tuvo que llegar Enero para poder conocerlo en persona. El contacto que mantengo con él es prácticamente inexistente, la última vez que le escribí estaba, otra vez, de viaje. El apoyo firme de un coordinador desde el principio me hubiera ahorrado mucho tiempo y problemas.

Los problemas no sólo se quedaron en el aspecto burocrático, afectan también a las clases. Estas, no se dan todas en el mismo edificio, a día de hoy he tenido clase en 7 edificios repartidos por tres campus. Esto no ayuda a orientarse. Por si era poco, en algunas aulas estaban de reformas a comienzos de curso. En ninguna parte se informaba de la nueva localización de las clases magistrales. Ni en secretaría supieron responderme. Tardé semanas en encontrar donde se impartían algunas asignaturas. El problema no se acabó en el primer periodo, este cuatrimestre, al llegar a clase descubro con bastante asiduidad que no hay nadie en el aula previamente establecida, se modifica la localización sin previo aviso. Como ejemplo, el miércoles pasado, al llegar a clase encontré un papel que rezaba "EB126, perhaps", resumiendo, fui hasta la otra punta del campus y al llegar a la susodicha aula tampoco había nadie. Situaciones similares han ocurrido también durante la época de exámenes.

Por otro lado, las sesiones de clase son en algunos casos maratonianas. He llegado a tener más de 10 horas de clase seguidas. No existe una pausa a media mañana para almorzar. Esta situación no se debe a que yo haya elegido asignaturas de diferentes cursos y se hayan acumulado, no, es la tónica general.

Cabes destacar también, que algunas de las asignaturas, que se supone, se dan en inglés, se imparten en rumano. Algunos docentes se niegan a hacer el esfuerzo de hablar en lengua extranjera. En un caso se llegó a invitarme a no asistir a un curso, por lo que tuve que preparar la asignatura por mi cuenta utilizando la bibliografía recomendada y recurriendo a la ayuda de mis compañeros rumanos.

La organización de la universidad es un caos. En secretaría cada vez que pido algo me mandan al vicedecano, el cual como es comprensible, me trata con desgana al tener que hacer un trabajo que no le corresponde. Además, los problemas derivados de no tener un coordinador académico competente en Bucarest han provocado que tenga que acudir en busca del vicedecano en demasiadas ocasiones. Su paciencia hace tiempo que se acabó conmigo, es comprensible, pero no entiende que mis problemas están provocados por la desorganización de su institución, me los achaca a mí.

La última de mis batallas burocráticas con la universidad es la siguiente. Hace algo más de una semana, acudí a la oficina Sócrates a comprobar mi expediente académico. Quería saber si habían pasado las notas del primer cuatrimestre. Tuve la desagradable sorpresa de descubrir que tenía sólo la mitad de las asignaturas que había hecho. El documento que me mostraron, a diferencia de lo que yo creía, era definitivo, por lo que el plazo para incluir notas del primer cuatrimestre ya estaba, en teoría, cerrado. Cuando conocí este extremo, decidí hablar con los profesores de las materias afectadas. Al parecer, en unos casos se olvidaron de poner mi nota, en los otros, decían que mi nombre no aparecía en la lista de la asignatura, por lo que no incluyeron mi calificación. Las citadas listas se entregan a los profesores a principio de curso, por lo que parece razonable que alguien que ha hecho su acuerdo académico pasado Octubre no aparezca en las mismas. El que en secretaria no se les informe de este hecho a los profesores de las citadas materias dice bastante. A día de hoy no he resuelto el problema, espero hacerlo en próximas fechas.

A continuación, resumo algunos problemas menos graves, pero que a mi juicio, deben de ser expuestos.

El carnet estudiantil para transportes, del cual disfrutan todos los alumnos de esta universidad, se nos niega a los Erasmus. Lo que hace que el transporte público nos cueste el doble que a nuestros compañeros locales. No tengo noticia de que esta discriminación se dé en ninguna otra universidad del país.

Señalar también que la universidad no ha hecho ni un solo acto para los Erasmus. Ni una jornada de presentación, ni una actividad intercultural… absolutamente nada.

Mis problemas no acaban aquí. Aún así, decido no relatarlos, ya que algunos no se pueden achacar a la universidad y otros, se tienen que pasar por alto, ya que son cosas del país.

Con todo esto, no busco que se realice una queja formal, reclamación de diversa índole o cierre del acuerdo. El vicedecano ya conoce mi situación, por lo que no hay información relevante que transmitirle, además sería contraproducente. El propósito de esta misiva no es otro que el de informar al futuro Erasmus. El conocer los puntos flacos de esta universidad ayudará a quien recoja el testigo a adaptarse con mayor rapidez, así como a evitar algunos de los errores que yo cometí. La experiencia merece la pena, y aunque no sea el destino más atractivo posible, yo creo que se madura más que en ningún otro.

jueves, 19 de marzo de 2009

Reciclaje

En Rumanía no saben lo que es una persiana. Triste, pero cierto. Una cortina, creen que es más que suficiente para adecentar una ventana. La dueña de mi piso, perteneciente a la hermandad del puño cerrado, lo llevó más allá. Piso con cortinas transparentes, zenit del buen gusto rumano. Véase el lado izquierdo de la foto.
He estado sopesándolo, y lamentándolo mucho por mis vecinos, he decidido terminar con mi exhibicionismo gratuito. Transcurridos cuatro meses desde la primera vez que me vieron en cueritatis, como diría mi pudorosa madre, estimo oportuno que han tenido tiempo de sobra para hacerme fotos, vídeos y traficar con ellos. A sabiendas de que nadie daría un mísero leu por ellos y de que no me van a pagar los derechos correspondientes, decido en esta intempestiva hora cerrar el grifo.
Soy consciente de la enorme pérdida que supone perder esas magníficas vistas que antes disfrutaba. Una lástima que el sol, las pocas veces que sale, no me pueda volver a impedir dormir los días de resaca. Sí, una pena.
Es en este instante cuando digo "Adiós vecinos, adiós".

miércoles, 11 de marzo de 2009

Un día normal


Un día corriente y moliente en la Universitatea Politehnica din Bucureşti.
Llego a clase y me encuentro un papel en la puerta en el que reza lo siguiente "DSP course in room EB215 (Maybe)". Empezamos bien. La E significa facultad de Energetica, o sea, en la otra punta del campus. Con lo fácil que sería tener todas las clases en el mismo edificio, pues no, mi facultad tiene las aulas repartidas por todos los edificos de los 3 campus. Bueno, no me enrollo, vamos para allá. Tras perderme unas cuantas veces en la versión rumana del laberinto del minotauro llego a mi destino. No están allí. Seguimos bien. Una mujer me intenta decir algo, en rumano por su puesto. A lo que intento responder:

Desconocida: bla bla bla "la curs" bla bla
Niño perdido en Rumanía: am venit pentru la curs de DSP (o algo así dije)
Desconocida: bla bla "sala doua sute zero uno" bla bla
Niño perdido en Rumanía: Da... multumesc.

Tengo que estudiar más rumano. En fin, que la mujer me manda a la EB201. Bueno, podría ser peor. Estoy cerca. Entro en la clase y... "Uy, qué caras más raras, esa no es la profe"... Negativo. Seguimos igual que estábamos. Pues nada, otro día más sin clase. "¿Qué hacemos?" me pregunto. "Vámonos a la oficina Sócrates, que me han dicho que han pasado ya las notas" me respondo. Otro paseo, esta vez dirección Rectorat. Llegamos al destino. Aquí sí se puede hablar inglés, rectifico, inglés en versión balleno, que si no se pierden. Pido que me enseñen mi expediente. Lo que me temía, sorpresa. Sólo aparecen la mitad de las asignaturas que hice. Ahora sí que estamos bien. Solución: Buscar a todos los profesores que no han puesto sus notas uno por uno. Manos a la obra.

Siguiente paseo dirección Leu, ahora no sólo cambiamos de edificio, también de campus. 15 minutos largos de paseo. Buscamos al primer profesor. Negativo. Buscamos al segundo, en diferente edificio. Positivo a medias. Hay cola para hablar con él, o lo que es lo mismo, media hora de pie. Entro, le cuento mi vida y me dice "mañana intentaré poner tu nota". Intentaré (en Rumanía) = espera sentado.
Vamos a por otra profesora, volvemos a cambiar de campus. Otra que dice que lo intentará. A saber cuántas veces tengo que volver.

Son las 12, si mi horario no se equivoca, tengo laboratorio de DSP. Vamos para allá. Sexto edificio del día. Llego allí y el profesor me dice que no hay clase los miércoles, que son los martes. Debería echar una quiniela. Para que no me olvide de él, el profesor me da un presente en forma de baba en mi cara. La próxima vez que me hablemos intentaré estar a 2 yardas de distancia.

¿Qué nos queda? Pues supongo que volver a casa. Al poco de salir del edifico una "desconocida" me dice "Hello". Supuse que se refería a mí, no creo que los rumanos hablen entre ellos en inglés. "Hello". La chica me pregunta que tal me va, y me dice que acaba de entregar el anteproyecto. Yo "amm"... ¿Pero quién puñetas es esta? Es lo que tiene estar matriculado en 3 carreras a la vez y tener 7 grupos distintos, a todo el mundo le suena tu cara por ser el guiri, pero tú sólo te acuerdas de cuatro gatos. Le cuento mi pequeña batalla diaria con la burocracia rumana y se despide diciendo que tiene que ir a trabajar, pues vale. Si alguien la conoce que se ponga en contacto conmigo.

domingo, 1 de marzo de 2009

Lindos bloques comunistas


Sigo a mi ritmo de un post cada 2 meses. La desgana ha ganado al deseo de tener una horda de lectores insaciables. No en vano, quién sabe si así consigo mantener un mínimo de calidad, cosa que me importa bastante más.

Hace mucho que abandoné mi otrora habitación en la residencia, bote de mostaza incluido. Mi nueva, bueno ya no tanto, dirección se encuentra en uno de los muchos bloques comunistas que colonizaron la urbe durante la época de Ceauşescu. Estos preciosos ortoedros grises de apariencia indistinguible entre ellos convierten a la ciudad en un en espacio monolítico. Aquí no tienen Titanlux.

Precediendo a mi llegada me informé cuanto pude sobre la ciudad. La París del Este la llamaban. El nombre prometía. Me esperaba una ciudad pobre, pero llena de riqueza arquitectónica. Lo que no te comentan en los folletos turísticos es que ese sobrenombre se le dio durante el periodo de entreguerras. Tras la Segunda Guerra Mundial y Ceauşescu, poco queda de aquel París. Unos a cañonazos y otros con excavadoras, dejaron aquel apelativo para la historia.

Peculiaridades de mi piso comunista, que no serán tan peculiares ya que todos son iguales.

El ascensor. El ascensor es de puertas abatibles, yo lo visualizo como un ataúd colgante. Los números de las plantas están escritos con rotulador y los botones parece que se los han comido los ratones. El suelo tiene holgura y se hunde cada vez que alguien entra, al principio me parecía que se iba a caer, ya estoy acostumbrado.

La basura. Bucarest es una ciudad no sucia, sino marrana. Es curioso ver por las calles tanta basura y casi ningún contenedor. Aún así uno se pregunta adónde irá a parar la mayor parte de la basura. Curioso. Otra duda que tenía era por qué las bolsas de basura aquí eran tan pequeñas. Desconcertante. Hasta que llegué a mi piso. En el hueco que hay entre ambos ascensores se sitúa un tubo vertical que recorre todo el edificio, en cada planta tiene una trampilla por la que tirar las bolsas de basura, de ahí que sean más estrechas. Esta basura va a parar abajo...y a partir de ahí no me preguntéis más, no lo quiero saber. El dato es que esa trampilla está casi siempre abierta y nadie la limpia. Hay gente que tira la comida sin bolsas, así que os podéis imaginar cómo huele. El tamaño y el color de la costra no da ni la mitad de asco que el olor que emana de allí. Resultado, el edificio entero huele a basura. Afortunadamente, dentro del piso no entra el susodicho hedor.

La cocina. No tiene extractor de humos. El dicho aquel "Somos lo que comemos", en nuestro caso se amplía a "Olemos a lo que comemos". Cada vez que hago pollo al curry me entran ganas de comerme la sudadera.

Los compañeros. Una chiclanera y un rumano, a los que podríamos añadir la novia de este último, ya que pasa aquí casi el mismo tiempo que él. Con la española hablo en español (evidentemente), con el rumano inglés con pinceladas de rumano y con su novia francés, no habla inglés, más intentos de rumano también. Cuando nos juntamos los cuatro aquello parece la torre de Babel. Nada de chistes de Bisbal, por favor.

La calidad de los materiales. Por un lado podría decir que es genial. Es impresionante que a -2º haya podido estar en casa a esa temperatura sin necesitar la calefacción. Creo que por eso sigo vivo, ya que como comenté anteriormente, no suele estar cuando más se la necesita. Por otro lado podría decir que los materiales no se merecen toda mi confianza. Especialmente cuando sin motivo aparente se cayó de golpe toda la pintura del techo de la terraza, rejilla incluida.

El precio. 700€ por 2 habitaciones un salón, 2 baños, salón y cocina. Rumanía no es barato. Y no, no nos han timado con el precio. La burbuja inmobiliaria se ha mudado al Este. No deja de sorprender que aquí sea más barato pagar una hipoteca que un alquiler. El hecho de que tantos trabajadores extranjeros hayan llegado a la capital tras el ingreso del país en la UE ha disparado los precios. Al valer el piso lo que vale, buscamos un compañero para dormir en el salón, por lo que no tengo sala de estar. Toda la vida social que hacemos en esta casa la hacemos en la cocina.

Las zonas comunes. ¡Já! Deja que me ría.

Dejo una foto con las vistas al Mediterráneo que tengo desde mi ventana.

viernes, 9 de enero de 2009

El agua caliente, ese ente huidizo

Heme aquí de vuelta a estas inhóspitas tierras. Tras mi receso navideño, vuelvo de nuevo a surcar estas vastas tierras dejadas de la mano Dios.

La ciudad me recibió con la primera gran nevada del año y unas temperaturas en torno a los -5º. Así luce mejor la urbe. La nieve hace las veces de alfombra para toda la ciudad, todas las pelusas están debajo. Sorprendentemente, los perros sobreviven.

En la Declaración de los Derechos Humanos debería estar recogido el derecho a darse una ducha con agua caliente tras un largo viaje. Desafortunadamente, no aparece, y aunque apareciese, visto lo visto, daría igual. Resumiendo, no había agua caliente. Así que tenía pocas opciones, decidí esperar a ver si venía la dichosa agua calentita. Algunos pensarán " ¡Ah! Eso es por la guerra del gas". No. Eso viene pasando desde que Rumania es Rumania. Pocos han sido los días en los que no ha faltado el agua caliente en ningún momento, y muchos, los que tuvieron un desarrollo diametralmente opuesto. Ya me había duchado bastantes veces
antes de volver con agua fría a 2 grados. Pero ¿A -5?, me negaba por imperativo materno-sanitario. "Entonces... ¿A esa temperatura no salen cubitos del grifo?". Tampoco. Sale fresquita fresquita, pero no dura. Supongo que la calentarán lo suficiente para conseguir que las tuberías no revienten.

Las horas pasaron, y tanto el agua caliente como la calefacción decidieron no hacer acto de presencia. Eterna espera para alguien acostumbrado a darse, como mínimo, una ducha diaria. Llegados a este punto decidí que era el momento de calentar agua en una olla y hacerme intimo de la señora palangana. Ya no hay secretos entre nosotros. La experiencia fue semitercermundista, pero reconfortante.

Llegamos al día de hoy, día en que fue tomada la instantánea que acompaña al post. Todo el día esperando a que el agua tuviese una temperatura decente. Nada. Hasta que, como por arte de magia, a las 21.00 hora local, sale agüita caliente del grifo. Servidor que no cabía en sí de gozo y alegría sale disparado hacia el cuarto de baño deseando disfrutar de una de las pocas duchas primermundistas que el destino le aguarda. Una vez metido en faena, ya mojado por completo, me fijo en el agua que está tragando el desagüe. Tiene un ligero tono marrón. Cómo me gusta este país. No era la primera vez que veía salir el agua así por la ducha, pero sí la primera conmigo dentro. Al menos no olía. Quiero creer que eran los fondos del depósito, ya que el agua dejó de estar caliente enseguida. Uno no sabe qué es peor, si el remedio o la enfermedad.

¿Quién me iba a decir a mí que iba a coger color en un sitio tan nublado? Señora palangana, algo me dice que este es el comienzo de una gran amistad.