domingo, 3 de mayo de 2009

¿Por qué a mí?

Aviso para navegantes. Si estás comiendo, acabas de hacerlo o tienes pensado hacerlo en la próxima hora, no leas lo que viene a continuación. No me hago responsable si el teclado de tu ordenador acaba rebozado en bilis.




.......




.......




Enhorabuena y gracias por tu curiosidad masoquista.

A sabiendas de que lo he dicho en más de una ocasión, lo repito. Algunos días tengo hasta 10 horas seguidas de clase. En el primer cuatrimestre tuve como record 12 y media. ¿Qué ocurre cuando pasas tantas horas en la universidad? Pues entre otras muchas desgracias, tienes que utilizar los aseos de mi querida Politehnica. Se puede intentar aguantar, sí, pero bajo riesgo de estallido de vejiga o implosión.

Uno desearía poner sus posaderas en una taza tallada en ébano con una cisterna llena de Chanel nº5 en un baño de mármol virgen rematado con un grifo dorado mientras un lacayo le pasa hojas de papel higiénico de seda pura... pero dadas las circunstancias uno se apaña con cualquier cosa (también en inglés). Si el mayor o menor grado de asquerosidad entre el peor baño de Escocia y el peor baño de Politehnica se pudiese dirimir mediante un combate boxeo, el peor baño de Escocia ganaría a lo puntos, pero por poco.

Yo, experto me he hecho de estos paraísos de la insalubridad por mis tiempos mozos como Erasmus, ya que no cejé en mi empeño hasta encontrar un baño que cumpliese los requisitos mínimos que mi conciencia higiénica me imponía. El primer baño que encontré parecía una pista de patinaje derretida, ya que no llevaba ni zancos ni botas de agua no osé poner un pie dentro y comprobar si había peces. Era el baño de la planta más concurrida del edificio que alberga a más alumnos la universidad, así que tenía sentido.

El siguiente contacto que tuve con otro baño, que no pasó de lo visual, fue igual de placentero, la única diferencia con el anterior estribaba en que la mitad del alicatado yacía insepulto sobre el pavimento, a pesar de ello, los usuarios entraban sin dilación.

El tercer contacto, ya en mi facultad, me ofreció la linda imagen de las letrinas posmodernas rumanas, porcelana ergonómica para tus pies que te invitan a resistir la fuerza de la gravedad sobre tus tonificados cuádriceps. Subiría la foto de tamaña guarrada, pero tampoco me voy a regocijar en lo nauseabundo más de lo que lo estoy haciendo.

Yo, que recordaba con dicha los baños de la planta de investigación de mi escuela de origen, ejemplo de pulcritud, quasiesteriles, decidí acudir al lugar más exclusivo de la universidad esperando encontrar un baño a la altura (no en metros) de sus ocupantes. Así que allí me planté yo, en el rectorado. Busqué el baño más cercano al despacho de la rectora, lo que me quedaba de fe me decía que esa honorable señora y sus titiriteros no pondrían el culo en cualquier parte. Craso error. Un boquete en el techo de dimensiones frigoríficas se abría ante mí en toda su inmensidad, lo que faltaba en el techo se encontraba repartido entre los dos asolados retretes que allí pacientes, esperaban a que alguien los rescatase del olvido. Me encantaría entrar al despacho de la rectora, tal vez podría contemplar en alguna de las repisas una hermosa escupidera lacada terminada en plata.

El tiempo pasó, y tras mucho buscar encontré un lugar el que parecía que no me iban a contagiar la gonorrea, el dengue y el tifus. Se encuentra en la última planta de uno de los muchos edificios que me veo en la obligación académica de visitar. No tiene secador de manos, jabón, papel o tapa en los 6 blancos, a ratos, wc's que allí se encuentran. A veces no hay ni siquiera agua, pero bueno visto lo anterior... con que nada raro me muerda mientras me bajo los pantalones me parece correcto.

Una vez designado como mi cuarto de baño oficial, mis visitas al mismo se hicieron habituales. En una de mis impuras incursiones ocurrió lo siguiente. Al subir las escaleras que me conducían hasta la habitación de los horrores, vi a un grupo de estudiantes que, si no me equivoco, no los había visto en la vida. El grupo era heterogéneo en cuanto a sexos se refiere. El que nada los diferenciase de otros compañeros hacía que no presagiase nada malo. Una vez llegué a mi destino, hice lo que tenía que hacer y me dispuse a salir. Mientras me lavaba las manos oí unas risas a las que no les presté importancia. Quería salir de allí cuanto antes, que sea el mejor baño de Politehnica no quiere decir que quiera pasar allí más minutos de los necesarios. Me dirigí a abrir la puerta del baño... "Uy, que dura está" tiré más fuerte, agua. Durante unos minutos intenté forzar la puerta sin obtener resultado alguno. Yo ya hasta me reía de mi suerte "¿Por qué a mí?".

Sopesé la posibilidad de saltar por la ventana, pero una vez me cercioré de que 5 pisos de altura no son cualquier cosa deseché la idea. Podía intentar saltar desde la ventana a una terraza que había en frente pero la verdad, no tenía tanta prisa por morir. Tras volver a intentar abrir la puerta, llegando incluso a acabar colgado del pomo cual chimpancé africano, opté por la solución violenta. Tras un par de patadas a la puerta dilucidé que no iba a ceder "Se abre para tu lado gilipollas", me dije con grandes dosis de cariño. El móvil estaba sin batería, así que no iba a conseguir que viniese un helicóptero que me tirase un salvavidas por la ventana para sacarme de allí volando, cachis. Al no encontrar otra salida, escogí la opción de la vergüenza... "Help meeee!! Help meeeee!!" Gritaba entre risas de autocomplacencia mientras aporreaba la puerta con la poca dignidad que me quedaba.

Un par de bochornosos minutos pasaron hasta que alguien se dignó a abrirme la puerta. Al otro lado de la puerta estaba un joven rumano quitando el grueso palo de madera maciza que bloqueaba la puerta, la madre de todas las escobas. Con cara de estupefacción, me empezó a hablar en la lengua de estos entrañables europeos. Yo le di la mano y le dije "Thanks! you saved my life!" yo no podía parar de reírme mientras que él no salía de su asombro. Su mente no aceptaba que saliese de un wáter un español risueño hablando en inglés, parecía buscar con la mirada a los supuestos "colegas" que me habían hecho la broma. Necesitaba una explicación, que por supuesto jamás tuvo. Yo me fui de allí entre risas, intentado terminar con la escena lo más rápido posible.

Desde entonces no sólo compruebo si el cuarto de baño está limpio, ahora también miro si hay una escoba cerca.

2 comentarios:

Jose dijo...

jajajja pobre ale...!! jajajj! si no tienes bastante con las penurias de allí, encima hay muchos cabroncillos dispuestos a joder más de la cuenta...!!!

Por cierto, y yo que me kejo k el baño de la biblioteca esta muy sucio, y tengo k subir al de los profes k es el mas limpio para sentar el culo... oju! ahora cada vez k vaya al baño me voy a acordar de ti tio!!! jejej!!

weno tio, k ya kea menos, y serás quasi-ingeniero!!

animoo!!!

Aleji dijo...

quasi quasi!