jueves, 14 de mayo de 2009

El intruso

Dibu de Forges

Tengo una amiga, conocida siendo estrictos, con un negocio de traducción. Un día me comentó que tenía unos clientes que buscaban a alguien que hablase español, desafortunadamente ella no tenía a nadie, así que recurrió a mí. Me dijo que sólo consistía en hacer una llamada a España, 5 minutos y listo, ese era el plan. Acepté por tratarse de favor, no parecía gran cosa. Supuse que no cobraría, ya que apenas serían 5 minutos, y que el objetivo sólo era agradar a los clientes a la vez que evitar que contactasen con otras agencias. Conozco a alguien que trabaja aquí como traductor, pero tratándose sólo de un pequeño favor no tenía sentido llamarlo.

Llega el día en cuestión y mi amiga/conocida Liana (sí, como la planta sarmentosa y trepadora, propia de regiones tropicales) me recoge en su bólido. Lleva gafas oscuras ya que tiene un problema en el ojo, desafortunadamente me quedé sin ver el meteorito ocular que llevaba bajo los oscuros anteojos. Nos dirigimos hacia el este de la ciudad, terreno desconocido para mí. Una vez pasado el trámite circulatorio, tan demente como desesperante en esta ciudad, conseguimos llegar a nuestro destino. Nos hallábamos en un barrio residencial de baja densidad, sólo chalets de no más de tres plantas, nada hacía presagiar que allí se encontrase una oficina. Liana llamó a su cliente ya que no sabía cuál era exactamente la casa a la que había que ir. Me dijo que se iba a dejar solo con ellos mientras ella iba a hacer unos recados. "Bueno con que no me quiten los órganos me doy con un canto en los dientes" pensé mientras me acordaba de la china de Hostel.

Pues no, no nos habíamos equivocado, estábamos justo en frente de la sede central de Chiringuito.SL. Me condujeron al sótano de la casa, donde se encontraba una suerte de oficina, el resto era el hogar del dueño de aquella broma llamada negocio. El chico me explicó a qué se dedicaba la empresa, su negocio consistía en recuperar la deducción del IVA para compañías rumanas en terceros países de la Unión, curioso. Me suelta toda la parafernalia burocrática a la que se enfrentan para conseguirlo en España junto con una batería de dudas que servidor tenía que resolver. Para tal propósito me muestra la página web más divertida y amena que el estado español haya concebido jamás, la de la Agencia tributaria.

Mi primera misión como padawan de la soterrada pyme consistía en encontrar en esa minúscula, cuasi liliputiense diría yo, web el documento para solicitar tal devolución así como los anexos con las instrucciones correspondientes. 5 minutos sí... para un veterano de la guerra burocrática rumana, como es el que escribe estas líneas, no debería ser un obstáculo insalvable. Unos minutos navegando, con traducción simultánea al inglés para mi interlocutor, por una corriente de modelos, formularios, normativas y notificaciones. Las intentonas no cayeron en saco roto y conseguí dar con el entrañable modelo 361, ahora tocaba traducírselo al señor que tenía a mi lado con cara de no haber dormido en 3 días, extremo que confesó durante el transcurso de la jornada. Nuevas dudas comenzaron a surgir al hacer el intento de cumplimentar el documento. Llamemos pues a España a ver qué tal les va por allí. "Buenos días, llamo desde Rumanía somos una empresa que se dedica a bla bla bla....y tenemos una duda con bla bla bla" qué manera más triste de hacer el paripé. En atención telefónica me soltaban unos palabros que no los entendía ni en español "Tú verás cómo se lo traduzco a este ahora... ". Muchos interrogantes no encontraban respuesta pero por ese día se iban a quedar sin respuesta, ya era hora de irse.

Me preguntó el chico cuanto me debía, "Háblelo con Liana" respondí evasivo. No sabía cuánto iba a sacar por mí, yo creía que sólo era un favor que se había alargado más de lo esperado. Al llegar Liana le preguntaron por el pago de mis servicios, ella se volvió desconcertada hacia mí. Al parecer ella me ofreció desde primera hora un trabajo, no era un favor, para más inri ella no cobraba comisión. Decidimos que por una hora y media el twix (I work for peanuts) al que me invitaron y 60 lei estaba bien, unos 14 € al cambio. Jamás pensé que mi primer salario sería en lei, en B y en un sector radicalmente diferente al mío. En el momento en que cogí aquellos dos billetes me convertí en el top manta de la traducción. El chico dijo que quería volver a verme, así que me dio su tarjeta, tenía prisa por resolver el problema, los hay con fe. Además, me pidió que intentase resolver lo que pudiese desde casa si tenía tiempo.

Al cabo de unos días volvimos a quedar. Esta vez el empleado fue quien me recogió en su cretácico Dacia ¡Pero qué bien me cuidan! Una vez llegados al zulo le trasladé todo lo que había encontrado de interés sobre el tema y la respuesta a algunas de sus dudas. Tras un par de llamadas para terminar de atar cabos ya creía que todo estaba hecho, pero no, ahora quería saber cómo poder hacer todos los trámites por vía telemática, para esto hacía falta conseguir un certificado especial. Ahora tocaba bailar con la más fea, la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre, incontables sádicos trámites aguardaban en ella al empresario desorientado. Una vez que comprendimos, o más bien que quisimos creer que habíamos comprendido, cómo teníamos tramitar la petición del documento que daba acceso a la presentación telemática surgió otro escollo, la empresa necesitaba para realizar la solicitud un NIF español ¿Pero no estamos en la UE?. "¿Qué cómo se consigue un NIF español para una empresa rumana? Déjame ver" La bola de nieve crecía y crecía a cada paso que dábamos. La situación se iba pareciendo cada vez más a mis tejemanejes con Politehnica. Para cuando llegué al modelo pertinente los ánimos yacían moribundos en el suelo, esto añadido al hecho de que mi estómago empezaba a hablar con voz propia hizo que decidiésemos dar por terminada la sesión. Por 3 horas y media más lo que trabajé en casa pedí 150 lei, unos 36€. Esta vez no me obsequiaron ni con una chocolatina ¡qué desilusión!. Tras darme el dinero pregunté si me necesitaban más "Esto... hmm...ya veremos, voy a intentarlo por mi cuenta a ver si lo consigo. Tenemos que decidir muchas cosas". Teniendo en cuenta que en Rumanía el sueldo de un médico ronda los 500€ no creo me pueda quejar... ni que me vayan a volver a llamar.

Si alguien me acusa de intrusismo laboral que sepa que por mi parte tiene carta blanca para intentar trabajar en mi sector sin titulación....

3 comentarios:

Jose dijo...

Jajajaj eres un chanchullerooo!!! de akí a na te veo con la mafia rumana o algo...!! El Caso Malaya pero en Rumania..!! jajaj!!! Tú di k sí, que Hacienda somos todos, ya estemos en España o en Rumania!! jeje!! saludoss tio!!!

Aleji dijo...

Al final no voy al mar negro... grrr

Jose dijo...

Vaya hombre!!! ya no vas a venir morenico...!!jejeje!

Muxa suerte pa los examsss aleee k ya falta poco...!!!!