miércoles, 29 de abril de 2009

El 2º edificio más grande del mundo



... Y el primero más hortera. El parlamento de Bucarest, cuenta entre sus dudosos honores el ser el segundo edificio más grande del mundo (el primero es el pentágono) y el ser el más pesado.

Es el símbolo de la ciudad y uno de los principales atractivos para el poco turismo (masoquista) que se deja ver por aquí. También se le conoce como la casa del pueblo debido a que el edifico fue construido 100% made in Romania, tanto los trabajadores como los materiales empleados procedían de este, mi país de acogida.

El edificio es la obra cumbre de la megalomanía del dictador Ceausescu. La mayoría del barrio histórico se derribó para construir la mole y el resto de edificios colindantes. Ceausescu nunca llegó a ver completo su sueño, la revolución y su muerte llegaron antes. Es por esto, que la mayoría de sus 1100 habitaciones (seguramente le faltaba espacio para guardar la bici), están sin amueblar. Su intención incial era convertirlo en el centro del poder político-administrativo del país. Doce plantas de brutalidad a las que se le suman las plantas auxiliares, ocho más, a lo que también se le puede añadir dos plantas de parking subterráneo. Una oda al mal gusto de 270x240x86 metros. Algunas de sus impresionantes escalinatas tuvieron que construirse más de tres veces, ya que no eran del gusto del pequeño mandamás. Primero no le gustó que fuesen de madera, la siguiente tanda no fue de su agrado ya que la barandilla era tan alta que casi no se le veía al bajar... así varias veces. En definitiva, economizando los fondos públicos.

Hoy en día funciona como sede del parlamento. Además, alberga a varios ministerios, centros de conferencias y museos. Aún así la mayor parte del edificio no tiene asignado ningún uso.

domingo, 26 de abril de 2009

Grecia segunda parte: Atenas

El mundo en crisis y yo viajando gracias a las ayudas europeas, seguro que esto me hará un trabajador el doble de productivo ¿Hasta que punto estaré en lo cierto?

Vayamos un poco más hacia el sur, hacia Atenas ¿Por qué no? Ya que estamos... no tengo a nadie que contradiga, hago lo que me da la real gana. Cinco horitas y me planto en "La ciudad bien construida" como la llamaba Homero. Yo y yo mismo llegamos al hostal sin dificultades. Antes siquiera de que me de tiempo a ser consciente del lugar en el que me encuentro ya estoy haciendo amistades. Mis predicciones no iban tan desencaminadas, un hippie venezolano. Se dedicaba a trabajar el cuero para transformarlo en pulseras, cadenetas, sandalias... etc y luego vender su género como vendedor ambulante en las zonas turísticas. A los cinco minutos iba caminando por una calle turística transportando una tabla llena de colgantes. Tras comernos un Souvlaki, versión griega del showarma (Chawarma, Schawarma, Shawirma, Shwarma, Shuarma, Shawerma, Shoarma, Schwarma, Shoermeh, Siaorma, Shaormala o como te de la gana llamarlo), me regala una de sus pulseras y lo dejo trabajando.

A 30 metros de ahí empieza una pelea entre topmantas y guiris con sandalias y calcetines blancos, una delicia para los sentidos. La cosa no paraba y le pregunté al primer guiri que pasó por mi lado que diantres pasaba. Empezamos a hablar y resulta que era argentino, nosotros hablando en inglés como imbéciles... la lengua de Shakespeare nos ha ganado la partida. Él era otro loco que viajaba solo, no obstante el opinaba que lo loco sería no viajar para ver aquello. Sabia respuesta me dio. Se terminó el viajar en soledad, ya tenía compañero de aventuras. Terminamos de aprovechar la tarde zambulléndonos en la riqueza histórica ateniense para más tarde retirarnos a nuestros respectivos hostales. En mi hostal organizaban una fiesta en la terraza, jamás pensé que me tomaría una birra con la Acrópolis de fondo, y luego nos fuimos a dar una vuelta por los pubs de la zona. Una cerveza, la correspondiente estaca en el pecho y a dormir.

Al día siguiente mi colega bonaerense y yo nos recorrimos prácticamente todo lo que había que ver en la urbe, acabamos noqueados. No me voy a poner a comentar los monumentos que para eso están las guías turísticas o la wikipedia. Por cierto, la omnipresencia de los perros parece ser que afecta a todos los Balcanes. En Atenas los perros son descomunales, como caballos. Pensé en subirme a uno con el traje de montero e irme de feria. Pululan a sus anchas ¡Incluso por la Acrópolis! Entran sin ningún control en las áreas cercadas. Véase al rey león en la foto.

No dio tiempo ni a descansar, tocaba salir con la gente de su hostal. Allí también organizaban fiesta en la terraza con vistas a la Acrópolis, jamás pensé que me tomaría cinco cervezas y un chupito con la Acrópolis de fondo. Creía que Grecia sería el primer país en el que no acabase en estado de embriaguez en algún momento... Otro país tendrá que ser.

Y se acabó lo que se daba, al día siguiente salía mi tren de vuelta con destino Tesalónica. Momento de despedidas, vuelvo a mi soledad. Una vez en la estación de trenes de Tesalónica me quedo mirando la revista de la chica que está a mi lado, era prensa rosa. Una cara de las fotos me resulta familiar... "Excuse me. Is this guy famous?" Pues sí que lo era, al parecer vine a Atenas desde Tesalónica sentado al lado de un actor/sex symbol griego. Pobrecito, lo tuvo que pasar mal al tener semejante competencia en frente, no debe de estar acostumbrado.

Y llegué a Tesalónica, restaban tres horas para subirme al ferrocarril con destino Bucarest. Cuando me disponía a subir al tren pregunté por el coche-cama, 39 € de suplemento. Madre, a la ida me costó 21. El revisor me comentó que si quería pagar menos tenía que compartir. Yo no me lo terminaba de creer, a la ida el tren iba vacío, no sabía por qué iba ahora a estar tan lleno. Me manda a una cabina donde hay dos hombres más. Para mí que me la está colando. Le pregunto por otro camarote. Ok, vayámonos al 21. Estoy solo, no pinta la cosa tan mala. Al minuto entran dos bípedos que huelen a requesón conservado en esencia de mofeta. Las pintas acompañaban al perfume ¿Tenía que pasar 17 horas con ellos? "Señor revisor, ¿Cuanto dijo que costaba ir solo?"

sábado, 25 de abril de 2009

Grecia primera parte: Tesalónica


Sí, estoy vivo. Entero, de una pieza. Empezó como un reto y terminó siendo una de las mejores experiencias que haya tenido desde que ando por estos Balcanes de marras.

El sábado 18 salí desde Bucarest rumbo Tesalónica. 17 horitas de tren me aguardaban, casi nada. Afortunadamente se podía pagar un suplemento de 110 Ron y viajar en cama. Ni me lo pensé. Durante el largo camino fui testigo de un pasatiempo infantil búlgaro. Al acercarse el tren a una estación y aminorar su marcha, los rapaces se dedicaban a enseñar a los ocupantes del ferrocarril su aparato reproductor o el tramo final de su sistema digestivo indistintamente.Tras llegar a Tesalónica a las 6 de la mañana me dirigí presto al hostal. Había viajado en cama pero no pude dormir apenas, malditos controles de frontera.

Llegué al hostal. No se puede entrar antes de las nueve, por lo que toca quedarse en la calle esperando tres horitas. Bueno, veremos la ciudad entonces. Pido un mapa, me dan una fotocopia cutre y a la caza de monumentos me lanzo. ¡Qué bueno ver el mar después de tanto tiempo! Allí estaba yo, en mitad de un boulevar desangelado. Sólo aparecía eventualmente algún que otro grupo de griegos en un lamentable estado cantando lo que supongo será su equivalente del "alcohol alcohol". De repente me crucé con un grupo de argentinos que había conocido en Sofía, el mundo es un pañuelo y Europa es un moco. Me pidieron el móvil, el correo ...etc juraron y perjuraron que al día siguiente me avisaban para salir, aún estoy esperando. Calle abajo me fui buscando el centro. Ya que la condición de pre-ingeniero es intrínseca a mi ser, no podía si no asustarme ante tanta delta, sigma, omega y demás letras griegas presentes por doquier.

Como buen guiri que se precie, una vez en el centro de la ciudad tocaba empezar a hacer fotos. Allí estaba yo retratando a mi tocayo más conocido cuando de repente un mamotreto con botas militares, bomber, cabeza rapada y no menos de 1.80 de estatura y 110 de peso se queda mirándome. Cambia el sentido de su paseo 180º, o en otras palabras, viene hacia mí. Toca alejarse de allí. No me pierde de vista, doy un par de giros incoherentes y allí continúa él, siguiéndome la pista. Pues habrá que probar a acelerar el paso. Él también lo hace. Uno, dos, tres... a cruzar la avenida a toda hostia y perderme por donde pueda. Unas vueltas alejado de la zona, un desayuno y ya son las 9. A planchar la oreja.

Hora del almuerzo, voy al primer restaurante griego que encuentro por los alrededores del hostal. Como el camarero no sabe inglés le pido lo que parece más diferente, a primera vista parecía un calabacín relleno, craso error. Lo elegí por bonito y acabé comiéndomelo intentando no mirar el plato. No recuerdo su nombre pero sí su sabor y sus ingredientes: Hígado, intestinos, grasa y más cosas que no quiero imaginar. Una vez superado el trámite gastronómico, me doy una vuelta por la ciudad y llego a la conclusión de que no he visto en mi vida una ciudad que se parezca tanto a Málaga como esta. Las similitudes son las siguientes: Un paseo marítimo enorme (Antonio Machado), que casi a su fin termina en una torre (el faro) y poco más allá está el puerto con sus grúas gigantes (me faltó comprobar si al otro lado estaba Huelin), la ciudad está cercada por montes (montes de Málaga) coronados por un castillo y un mirador (Gibralfaro). Si a esto se le añade el mar, el clima y las terrazas el parecido llega a asustar. Bueno, por hoy está bien, vámonos.

Segundo día. Tras una ronda de museos era el turno de subir a las murallas de la ciudad y ver el único barrio histórico que se mantiene en pie en la capital de la Macedonia central. Estaba yo en un pasillo estrecho, solo y tirándole fotos a una típica casita blanca con sus barrotes y puertas en celeste, cuando volvió a ocurrir... Un tipo con malas pintas, creo que no necesita mayor aclaración, se ofreció a hacerme una foto con la casa en cuestión. Me hago el sueco, o el español en este caso y emprendo mi marcha calle abajo. El indeseable en cuestión siguiéndome y gritándome, cada vez acercándose más. Por fortuna al cruzar la esquina había un bar y me acerqué a el y a los viandantes que lo circundaban. Tan pronto vio que aparentaba estar acompañado se dio media vuelta. Para el próximo viaje me llevo una pipa o un spray de pimienta. Hora de irse a la cama. Mi tren con dirección Atenas salía en pocas horas.

Dejo una foto de la torre blanca, símbolo de la ciudad. Antigua torre bizantina que sirvió durante un tiempo como cárcel. Uno de sus presos, tras ser indultado, blanqueó toda la torre como muestra de agradecimiento, de ahí su nombre. Algún día aprenderé a encuadrar...

viernes, 17 de abril de 2009

Balkan Flexipass


¿Tiene usted menos de 26 años? ¿Está pensando en viajar por Europa del este? Entonces el Balkan Flexipass es lo que está buscando. El Balkan Flexipass, Balkanpass para los amigos, es la versión oriental del interrail. Por 51 € puede hacer 5 viajes en un mes, tanto nacionales como internacionales, a través de las líneas de ferrocarril de Rumanía, Serbia, Bulgaria, Macedonia, Grecia y Turquía.

En mi Balkanpass ya hay dos muescas, ida y vuelta a Sofía. La semana que viene tenemos vacaciones, y claro; habrá que gastarlo antes de que caduque ¿no? A pesar de haberlo intentado con perseverancia asnal, no he conseguido encontrar compañeros de aventura para la ocasión ¡Qué se le va a hacer! En casa no me voy a quedar, así que me voy solo. Mañana salgo rumbo a tierras helenas. Tesalónica (Grecia) y 17 enfermizas horas de tren me aguardan pacientemente. Puede que luego vaya a Atenas ¿Quién sabe? Aún no lo he decidido, tengo que reunirme con mi amigo invisible para concretar los detalles. No sé si acabaré siendo víctima de mendigos, prostitutas, maleantes, Hare Krishnas... Con suerte, acabaré en una furgoneta hippie. Una vez ponga la pezuña en la Macedonia central, tal vez asome la cabeza por aquí durante y diga aquello de "Estoy vivo".

Esto me recuerda que algún día debería escribir sobre mis viajes: Cluj, Brasov, Targu-Mures, Budapest y Sofía. La lista es corta, lo sé. Todo se andará.

P.D: Sí, en la foto aparecen mis dos patitas camino de Bulgaria.

jueves, 16 de abril de 2009

Eres una flor

Abundan por Bucarest los puestos de flores. En cada esquina hay uno, inundan toda la ciudad. Estos negocios son la principal ocupación de las mujeres de etnia gitana en esta mi urbe. No encontraba explicación para que tantos puestos pudiesen convivir juntos y resultar rentables. La respuesta está en la tradición rumana.

Cuando se va de visita a una casa es muestra de buena educación y respeto llevar flores a todas las mujeres allí presentes. El número de flores debe de ser impar ¿superstición? No exactamente. Una mujer es una flor, y ella más su ramo deben formar un número par.

Por otro lado, a los entierros se debe llevar un número par de flores. Ya que falta una flor...

miércoles, 15 de abril de 2009

Yo contra todos. Capítulo 3848

A vueltas otra vez con la burocracia rumana. Antes de venir a Rumanía tuve que hacer mil y un papeles. Me sentía reconocido en un dibujo de Forges que encontré no recuerdo cómo (Si la encuentro la subo). Yo pensaba "Después de esto, lo que me echen". Mentira. Aquello no fue ni el calentamiento, ríase usted si piensa lo contrario. Vamos a lo que vamos.

En las entradas anteriores Un día normal y El informante relaté algunas de las pequeñas fricciones que tengo con mi señora universidad de destino. Resumen de la situación: Decidí hacer dos asignaturas en la facultad de Electronicâ en lengua rumana, una vez aprobadas no las pusieron en mi expediente. Había otras tres asignaturas que tampoco aparecían, pero eso ya lo solucioné. Sigo por donde lo dejé.

Tal y como me piden, le solicito a los profesores de las dos asignaturas en cuestión que pongan mi nota. Como en su facultad no hay un solo papel que diga que existo, les recomiendo que vayan a la secretaría de la Facultad de ingeniería en lengua extranjera (FILS). Consigo que lo hagan tras tener que recordárselo un par de veces a cada uno, semana perdida de por medio. Finalmente, a la tercera vez que voy a la secretaría me confirman que al fin han puesto mi nota. Bien. Ahora les pido que me hagan un certificado para que me lo firme el Vicedecano. Acudo a él. Mal, me odia. Dice que no puede firmarme asignaturas que no son de su facultad. Pues nada, nos iremos a Socrates office a ver que se cuentan. Cambiamos de edificio.

Socrates office. Les comento los últimos acontecimientos. Su solución, que vaya a la facultad de Electronicâ con mi Learning Agreement (equivalente a la matrícula) y que con eso será suficiente. A mí eso me parece insuficiente, creo que necesitarán también saber la nota ¿no? Negativo, que vaya así. Se lo repito, porque creo que no se ha enterado. Me empiezan a repetir lo mismo pero ahora gritando. Fantástico, pues nos iremos a Electronicâ entonces. Cambio de edificio y de campus. Nos vamos al campus de Leu, paseo de 15 minutos de por medio.

¡Qué cortito se ha hecho el camino! Bien, ya estamos en la secretaría. No hablan inglés, lo que faltaba. Ocasión perfecta para hacer gala de mi rumano de supervivencia. Para sorpresa de propios y extraños consigo comunicarme. Siguiente paso: Volver a FILS y pedir que me hagan un certificado con las notas que ya me han puesto. Volvemos por donde hemos venido. Cambio de campus.

Llegamos a secretaría otra vez. Le comento a la secretaría jefe lo que ocurre. Maldito destino, el vicedecano está allí. Se mete en la conversación. Ahora están dos secretarías y un vicedecano ¡Cómo subo de nivel! El vicedecano no acepta que salga de la secretaría ningún tipo de documento con asignaturas que no le corresponden. Alterado, me dice con un tono sospechosamente irónico "Mi mujer puede venir aquí y ponerte una nota en música, pero yo no te la voy a firmar". Que venga, que venga, que nos vamos a reír.

Pasan los días. Ahora toca ir a la secretaría de Electronicâ. Sí, el otro campus. Esta vez voy con armado con un rumano que domina el español con soltura. ¿Cuándo se ha visto a un guiri decir aljibe? Tras transmitir mi última batalla me ofrecen otra solución. Debo pedir a los dos profesores que vayan a la secretaría de Electronicâ a pasar mi calificación. A molestarles otra vez.

Tras conseguir contactar con los dichosos profesores, no sin esfuerzo, recibo un correo electrónico de uno de ellos poniéndome a caldo. No sólo le molesta tener que volver a ir a secretaría, ahora se añade que el decano de su facultad dice necesitar una solicitud oficial de Socrates office que diga que se me permite hacer cursos en rumano ¿Pero este no me había firmado ya el acuerdo académico? Como si no hubiera bastante con la burocracia ya existente, ahora se inventan formalidades nuevas. Irremediablemente, tendremos que cumplir con el trámite.

Y el día de ayer llegó. Turno para Socrates office, campus de Splaiul Independentei. Allí me planto. Nada más entrar en la oficina las dos encargadas me miran con espanto y empiezan a reírse. Los españoles... que somos muy graciosos. No recuerdan mi problema, dicen que tienen muchos. Tras comentar la cantidad de problemas que damos nosotros, aquellos que nos llamamos íberos; me lanzo al ruedo. Mientras escuchaban mi relato una de ellas empezó a darse tortas en la cara, literalmente. A pesar de no entenderlo, me prometen enviar el papel por fax antes del mediodía del día siguiente. Si ella lo dice habrá que creerla ¿no?

Hoy, 15 de Abril del año 2009 de nuestra era. Una vez finalizadas mis asignaturas supuestamente impartidas en inglés decido ir a la secretaría de Electronicâ. Cambio de campus. Al llegar allí, toca hablar en rumano, pregunto si ha llegado el papel. Ajo y agua. Allí no saben nada. Pues va a ser que tengo que volver a Socrates office, a ver que tripa se les ha roto. ¡Cambio de campus!

Llegamos a Socrates office, me reciben con un "(mi nombre) am venit". Ya hasta me anuncian. Se excusan por la tardanza y me entregan el papel en mano. Una palmadita en la espalda y me desean buena suerte. Desde luego la necesito. ¡Cambio de campus! ¡Y ya van tres veces hoy!

Ya empezaba a echar de menos la secretaría de Electronicâ y el hablar en rumano. La secretaria del decano de electrónica me dice que está ocupado, que tengo que esperar diez minutos. Tras esperar cuarenta, casi nada, sale la secretaria para trasladarme el típico "Vuelva usted mañana" versión rumana. Decido dejarle los papeles para que el decano los lea luego y cojo puerta. El 27 debo pedir a mis queridos profesores que vayan a secretaría.

Bueno, vamos a seguir con papeleo que estoy calentito. Hay una asignatura que quiero quitar del acuerdo académico, por consiguiente voy a la secretaría de FILS. ¡Cambio de campus! ¡Cuatro ya! De 13.00 a 14.00 es el horario de atención a los estudiantes de mi vicedecano favorito. Una vez en el despacho resulta que no está. Viaje en vano. Ya es suficiente por hoy.

Mi vida es una de las 12 pruebas de Astérix y Obélix (Pinche usted aquí).

lunes, 13 de abril de 2009

Desiré y yo

Cuando juntamos a una cinofóbica (fobia a los perros) con un rumano que se hace el sueco la ecuación de la convivencia devuelve un pitote (¡existe!).

El compañero de piso rumano, llamémosle Bogdan (nombre ficticio), nos preguntó allá por el mes de Octubre si podía meter una mascota en el piso. La respuesta fue un no rotundo. Mi compañera de piso, Jennifer digamos que es su nombre, pierde los nervios cada vez que se le acerca un chucho. Qué suerte vivir en Bucarest para ella.

Llega el mes de marzo, está servidor fregando platos, variando está el chico. He ahí cuando entra don Bogdan con su novia, nominémosla Oana. Abren la puerta de la cocina, un par de frases de cortesía y de repente...me parece ver algo raro que se ha movido en el suelo. Allí estaba ella, Desiré.

Desiré es pequeña, peluda y suave; tan blanda por fuera que se diría que no tiene huesos. Sólo los espejos de azabache de sus ojos son duros cual dos escarabajos de cristal negro.

Desiré defeca con la majestuosidad de un pavo real, su orina es amarilla; tan amarilla que se diría que es zumo de limón. Sólo el parqué es lugar digno para sus evacuaciones. El líquido excrementicio de Desiré está compuesto por azufre proveniente de sus riñones, su sutil aroma se expande por todas las habitaciones del inmueble. Sus ladridos continuos son gráciles arias caninas que comienzan con el canto de los gallos y terminan con los últimos rayos brindados por el astro rey, cuando llega a su fin su prolongada soledad.

Come cuanto le dan. Le gustan los gusanitos, las salchichas, todas de ahumado; los cables de red local, con su cubierta de gris plástico.

Es tierna y mimosa, igual que un niño, que una niña...; pero huérfana de facto por la irresponsabilidad de aquel que se dice su dueño.

Oana es inconsciente, tanto como su pareja sentimental, decidió regalar mamífero cuadrúpedo a su amado para mitigar su amarga soledad. Bogdan, escudándose en el hecho de ser un regalo, lo acepta de buen grado a sabiendas de las circunstancias de su compañera. Sin consulta previa, la lleva al piso que comparte con dos homínidos con pasaporte español. He ahí cuando servidor está con un plato en la siniestra y un estropajo empapado de Fairy en la diestra. El pequeño melón peludo con vida que es Desiré hace que se le caiga la baba a cualquiera.

Al enterarse la cinofóbica se monta la de San Quintín. Ella no quiere ni siquiera salir de su cuarto y monta un espectáculo cada vez que sospecha que puede toparse con el can. Resultado, ultimátum al señor Bogdan. No se puede quedar con el perro en nuestro querido hogar. Consecuencia, decide marcharse con su nuevo amor.

Y así acabó, como vino se fue. Sólo me dejó su recuerdo y el hedor en la fregona. El recuerdo persiste, la mopa fue a la basura tan pronto abandonó el lugar.

Ya tenemos nueva compañera de piso, ahora toca chica rumana. Seguimos con el producto nacional. Veremos lo que nos depara el destino.

P.D: Si tengo un tercer lector que se manifieste en forma de comentario.

Café con caña

En Rumanía, Bulgaria y demás países de la Europa oriental, España tiene una "digna" representante del hacer musical patrio. Su nombre Noha, su éxito "Café con caña" (Pinche usted ahí). La calidad de la canción es digna de Eurovisión.

Al llegar a Rumanía no eran pocos los oriundos que nos decían "Español..¡Café con caña!" ante lo que nosotros no podíamos hacer más que intentar disimular nuestro estupor. "¿Qué significa café con caña?" otra de las preguntas recurrentes. ¿Vosotros qué responderíais? Yo voy por "Diarrea ipso facto".

sábado, 4 de abril de 2009

Lo típico

Un español en Rumanía, tras hablar con un italiano y un francés en inglés, ofreció ensaladilla rusa a un amigo nigeriano.

Pues sí, va a resultar que estoy de Erasmus.